Un castillo con Natalia y una cena elegante con Alexandra
Él mismo explicaba que le gustaba más la marcha que el coqueteo. Sin embargo, Isidoro ha cambiado, primero se llevó a Natalia a un castillo. Era la “maravillosa cita” que Natalia esperaba. Juntos, jugaron por los pasadizos del castillo y, en lo más alto, hubo declaración de amor, o casi: “No te puedo prometer un final feliz pero sí un bonito camino hasta conseguirlo”, decía Isidoro; “Me vale”, respondía Natalia.
Más tarde hubo cena con Alexandra. Era un sitio muy elegante e Isidoro tuvo algún que otro problema con la carta… Solventados los problemas iniciales, el soltero se ponía tierno: “Te miro y digo con una chica como tú no me hace falta nada más”; “No me pega nada, no sé si era un paripé para llevarme al huerto”, reflexionaba Alexandra. Pero pronto volvió el Isidoro original y diciendo “ya no puedo más”, le besaba. Eso sí, lo que no esperaba era la confesión posterior: Alexandra es bailarina, pero también stripper.
Un castillo con Natalia y una cena elegante con Alexandra
Él mismo explicaba que le gustaba más la marcha que el coqueteo. Sin embargo, Isidoro ha cambiado, primero se llevó a Natalia a un castillo. Era la “maravillosa cita” que Natalia esperaba. Juntos, jugaron por los pasadizos del castillo y, en lo más alto, hubo declaración de amor, o casi: “No te puedo prometer un final feliz pero sí un bonito camino hasta conseguirlo”, decía Isidoro; “Me vale”, respondía Natalia.
Más tarde hubo cena con Alexandra. Era un sitio muy elegante e Isidoro tuvo algún que otro problema con la carta… Solventados los problemas iniciales, el soltero se ponía tierno: “Te miro y digo con una chica como tú no me hace falta nada más”; “No me pega nada, no sé si era un paripé para llevarme al huerto”, reflexionaba Alexandra. Pero pronto volvió el Isidoro original y diciendo “ya no puedo más”, le besaba. Eso sí, lo que no esperaba era la confesión posterior: Alexandra es bailarina, pero también stripper.
Un castillo con Natalia y una cena elegante con Alexandra
Él mismo explicaba que le gustaba más la marcha que el coqueteo. Sin embargo, Isidoro ha cambiado, primero se llevó a Natalia a un castillo. Era la “maravillosa cita” que Natalia esperaba. Juntos, jugaron por los pasadizos del castillo y, en lo más alto, hubo declaración de amor, o casi: “No te puedo prometer un final feliz pero sí un bonito camino hasta conseguirlo”, decía Isidoro; “Me vale”, respondía Natalia.
Más tarde hubo cena con Alexandra. Era un sitio muy elegante e Isidoro tuvo algún que otro problema con la carta… Solventados los problemas iniciales, el soltero se ponía tierno: “Te miro y digo con una chica como tú no me hace falta nada más”; “No me pega nada, no sé si era un paripé para llevarme al huerto”, reflexionaba Alexandra. Pero pronto volvió el Isidoro original y diciendo “ya no puedo más”, le besaba. Eso sí, lo que no esperaba era la confesión posterior: Alexandra es bailarina, pero también stripper.
Un castillo con Natalia y una cena elegante con Alexandra
Él mismo explicaba que le gustaba más la marcha que el coqueteo. Sin embargo, Isidoro ha cambiado, primero se llevó a Natalia a un castillo. Era la “maravillosa cita” que Natalia esperaba. Juntos, jugaron por los pasadizos del castillo y, en lo más alto, hubo declaración de amor, o casi: “No te puedo prometer un final feliz pero sí un bonito camino hasta conseguirlo”, decía Isidoro; “Me vale”, respondía Natalia.
Más tarde hubo cena con Alexandra. Era un sitio muy elegante e Isidoro tuvo algún que otro problema con la carta… Solventados los problemas iniciales, el soltero se ponía tierno: “Te miro y digo con una chica como tú no me hace falta nada más”; “No me pega nada, no sé si era un paripé para llevarme al huerto”, reflexionaba Alexandra. Pero pronto volvió el Isidoro original y diciendo “ya no puedo más”, le besaba. Eso sí, lo que no esperaba era la confesión posterior: Alexandra es bailarina, pero también stripper.
Un castillo con Natalia y una cena elegante con Alexandra
Él mismo explicaba que le gustaba más la marcha que el coqueteo. Sin embargo, Isidoro ha cambiado, primero se llevó a Natalia a un castillo. Era la “maravillosa cita” que Natalia esperaba. Juntos, jugaron por los pasadizos del castillo y, en lo más alto, hubo declaración de amor, o casi: “No te puedo prometer un final feliz pero sí un bonito camino hasta conseguirlo”, decía Isidoro; “Me vale”, respondía Natalia.
Más tarde hubo cena con Alexandra. Era un sitio muy elegante e Isidoro tuvo algún que otro problema con la carta… Solventados los problemas iniciales, el soltero se ponía tierno: “Te miro y digo con una chica como tú no me hace falta nada más”; “No me pega nada, no sé si era un paripé para llevarme al huerto”, reflexionaba Alexandra. Pero pronto volvió el Isidoro original y diciendo “ya no puedo más”, le besaba. Eso sí, lo que no esperaba era la confesión posterior: Alexandra es bailarina, pero también stripper.
Un castillo con Natalia y una cena elegante con Alexandra
Él mismo explicaba que le gustaba más la marcha que el coqueteo. Sin embargo, Isidoro ha cambiado, primero se llevó a Natalia a un castillo. Era la “maravillosa cita” que Natalia esperaba. Juntos, jugaron por los pasadizos del castillo y, en lo más alto, hubo declaración de amor, o casi: “No te puedo prometer un final feliz pero sí un bonito camino hasta conseguirlo”, decía Isidoro; “Me vale”, respondía Natalia.
Más tarde hubo cena con Alexandra. Era un sitio muy elegante e Isidoro tuvo algún que otro problema con la carta… Solventados los problemas iniciales, el soltero se ponía tierno: “Te miro y digo con una chica como tú no me hace falta nada más”; “No me pega nada, no sé si era un paripé para llevarme al huerto”, reflexionaba Alexandra. Pero pronto volvió el Isidoro original y diciendo “ya no puedo más”, le besaba. Eso sí, lo que no esperaba era la confesión posterior: Alexandra es bailarina, pero también stripper.
Un castillo con Natalia y una cena elegante con Alexandra
Él mismo explicaba que le gustaba más la marcha que el coqueteo. Sin embargo, Isidoro ha cambiado, primero se llevó a Natalia a un castillo. Era la “maravillosa cita” que Natalia esperaba. Juntos, jugaron por los pasadizos del castillo y, en lo más alto, hubo declaración de amor, o casi: “No te puedo prometer un final feliz pero sí un bonito camino hasta conseguirlo”, decía Isidoro; “Me vale”, respondía Natalia.
Más tarde hubo cena con Alexandra. Era un sitio muy elegante e Isidoro tuvo algún que otro problema con la carta… Solventados los problemas iniciales, el soltero se ponía tierno: “Te miro y digo con una chica como tú no me hace falta nada más”; “No me pega nada, no sé si era un paripé para llevarme al huerto”, reflexionaba Alexandra. Pero pronto volvió el Isidoro original y diciendo “ya no puedo más”, le besaba. Eso sí, lo que no esperaba era la confesión posterior: Alexandra es bailarina, pero también stripper.
Un castillo con Natalia y una cena elegante con Alexandra
Él mismo explicaba que le gustaba más la marcha que el coqueteo. Sin embargo, Isidoro ha cambiado, primero se llevó a Natalia a un castillo. Era la “maravillosa cita” que Natalia esperaba. Juntos, jugaron por los pasadizos del castillo y, en lo más alto, hubo declaración de amor, o casi: “No te puedo prometer un final feliz pero sí un bonito camino hasta conseguirlo”, decía Isidoro; “Me vale”, respondía Natalia.
Más tarde hubo cena con Alexandra. Era un sitio muy elegante e Isidoro tuvo algún que otro problema con la carta… Solventados los problemas iniciales, el soltero se ponía tierno: “Te miro y digo con una chica como tú no me hace falta nada más”; “No me pega nada, no sé si era un paripé para llevarme al huerto”, reflexionaba Alexandra. Pero pronto volvió el Isidoro original y diciendo “ya no puedo más”, le besaba. Eso sí, lo que no esperaba era la confesión posterior: Alexandra es bailarina, pero también stripper.
Un castillo con Natalia y una cena elegante con Alexandra
Él mismo explicaba que le gustaba más la marcha que el coqueteo. Sin embargo, Isidoro ha cambiado, primero se llevó a Natalia a un castillo. Era la “maravillosa cita” que Natalia esperaba. Juntos, jugaron por los pasadizos del castillo y, en lo más alto, hubo declaración de amor, o casi: “No te puedo prometer un final feliz pero sí un bonito camino hasta conseguirlo”, decía Isidoro; “Me vale”, respondía Natalia.
Más tarde hubo cena con Alexandra. Era un sitio muy elegante e Isidoro tuvo algún que otro problema con la carta… Solventados los problemas iniciales, el soltero se ponía tierno: “Te miro y digo con una chica como tú no me hace falta nada más”; “No me pega nada, no sé si era un paripé para llevarme al huerto”, reflexionaba Alexandra. Pero pronto volvió el Isidoro original y diciendo “ya no puedo más”, le besaba. Eso sí, lo que no esperaba era la confesión posterior: Alexandra es bailarina, pero también stripper.
Un castillo con Natalia y una cena elegante con Alexandra
Él mismo explicaba que le gustaba más la marcha que el coqueteo. Sin embargo, Isidoro ha cambiado, primero se llevó a Natalia a un castillo. Era la “maravillosa cita” que Natalia esperaba. Juntos, jugaron por los pasadizos del castillo y, en lo más alto, hubo declaración de amor, o casi: “No te puedo prometer un final feliz pero sí un bonito camino hasta conseguirlo”, decía Isidoro; “Me vale”, respondía Natalia.
Más tarde hubo cena con Alexandra. Era un sitio muy elegante e Isidoro tuvo algún que otro problema con la carta… Solventados los problemas iniciales, el soltero se ponía tierno: “Te miro y digo con una chica como tú no me hace falta nada más”; “No me pega nada, no sé si era un paripé para llevarme al huerto”, reflexionaba Alexandra. Pero pronto volvió el Isidoro original y diciendo “ya no puedo más”, le besaba. Eso sí, lo que no esperaba era la confesión posterior: Alexandra es bailarina, pero también stripper.