La Navidad y su impacto silencioso en la salud mental: cómo superar la ansiedad en esas fechas
La soledad, el duelo, la exigencia de estar feliz, la presión económica o las expectativas sociales pueden hacer de la Navidad un reto emocional para muchos
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La Navidad es una época muy esperada y celebrada para algunos, pero también muy temida para otros. Bajo las luces, los villancicos y los brindis se pueden esconder tensiones que no siempre se visibilizan, y que puede afectar a la salud mental de muchas personas cada año. La ilusión y los reencuentros contrastan con la presión por que todo sea perfecto, las deudas económicas, la soledad, los recuerdos que duelen, la rutina alterada y el cansancio emocional acumulado.
Para muchos las fiestas pueden significar reencuentros, alegría y felicidad, pero para otros puede ser una época demasiado estresante y que causa una profunda ansiedad, algo que puede suponer un coste emocional muy alto. El consumo desbordado, las reuniones familiares y el exceso de eventos no ayudan a que la ansiedad que se genera en muchas personas disminuya.
Es esencial identificar y trabajar esas tensiones, normalizar la ansiedad navideña y adoptar estrategias concretas para que estas semanas no pasen factura. En este artículo, compartiremos cinco claves para entender cómo la Navidad puede afectar a la salud mental y qué hacer para cuidarnos con cariño y realismo durante esta época.
Reconocer las fuentes de ansiedad
La Navidad suele proyectar una imagen de felicidad perfecta que muy pocas veces coincide con la realidad. Esa diferencia puede ser la causante de la presión que muchas personas sufren. Son muchos los que piensan que “deberían” disfrutar y, al no hacerlo, aparece la culpa o las comparaciones. Además, hay que sumar los gastos extra y las tensiones familiares.
Por otro lado, las fiestas rompen la rutina: se duerme menos, se come peor, se asumen más compromisos y hay menos momentos de tranquilidad. Esta sobrecarga de actividades y estímulos hace que el cerebro se exija más, y puede terminar funcionando en “modo alerta”.
El componente emocional oculto de la Navidad
Las fiestas navideñas suelen tener el poder de remover emociones profundas. La soledad se hace mucho más visible cuando todo gira en torno a reuniones familiares o de amistad. El duelo se intensifica porque ciertos rituales o tradiciones pueden reabrir heridas. No es raro que muchas personas que están bien durante el resto del año, se sientan muy vulnerables en Navidad.
Hay que añadir la presión por “estar bien”, ya que existe la idea impuesta de que en Navidad hay que ser feliz. Esto puede provocar frustración o sensación de desconexión. Dar espacio a estas emociones y aceptar que no se tiene que estar feliz ni tampoco disfrutar puede aliviar la ansiedad.
La sobrecarga sensorial y los hábitos alterados
Durante estos días, todo se intensifica: más luces, más ruido, más reuniones, más desplazamientos, más compras… Para muchos, este exceso de estímulos puede suponer un gran cansancio mental y hacer más difícil la regulación emocional. El cerebro trabaja más de lo habitual y eso se nota en el estado de ánimo.
Los hábitos básicos como el sueño, la alimentación o el descanso, fundamentales para mantener la estabilidad emocional se ven alterados. Menos horas de sueño, comidas pesadas o más alcohol pueden hacer que la irritabilidad y la ansiedad aumenten. Entender cómo puede influir esta sobrecarga puede ayudar a tomar decisiones más conscientes para protegerse en Navidad.
Cinco estrategias prácticas para reducir la ansiedad navideña
Establecer límites y seleccionar compromisos
No todo tiene que hacerse. Es clave darse permiso para salir cuando se necesite o alejarse cuando uno se vea muy abrumado. Poner consciencia en los límites es fundamental: cuántas reuniones se quieren aceptar, cuánto tiempo hay que pasar con determinadas personas o cuál es el presupuesto emocional disponible.
Gestionar el presupuesto y expectativas económicas
La salud mental y la economía se suelen interrelacionar habitualmente. Una buena práctica es planificar un presupuesto específico, evitar fraccionar las compras o tirar de tarjeta de crédito, considerar regalos simbólicos o experiencias compartidas. Esta previsión puede ayudar a reducir la ansiedad financiera.
Mantener rutinas básicas de autocuidado
Aunque se presenten más eventos, se debe procurar mantener horarios razonables para dormir, comer saludable, moverse y desconectar. La alteración de los hábitos agrava la ansiedad. En estos casos, integrar técnicas simples de relajación, respiración o mindfulness puede marcar la diferencia.
Reconectar con apoyo social genuino
Poder hablar con alguien de confianza cuando uno se siente solo o irritable es esencial, ya que las redes de apoyo son clave. También se debe considerar limitar o filtrar el tiempo en redes sociales si la comparación comienza a afectar.
Anticipar emociones difíciles y cómo responderlas
Puede ser de mucha ayuda tener un plan para cuando las emociones aumenten o la ansiedad aparezca. Puede ser salir a caminar, fijar una frase de anclaje positivo o reservar un minuto de silencio. La opción de consultar a un profesional si la tensión es muy alta siempre debe estar sobre la mesa. Además, es fundamental comenzar a identificar detonantes, puede ser una conversación tensa, una factura inesperada, sentirse solo… En estos casos, tener un plan para actuar, empodera frente a lo inesperado.
