El impacto del móvil sobre el ciclo menstrual podría afectar de manera indirecta, por la luz azul y los cambios en los ritmos circadianos
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El teléfono móvil y los dispositivos electrónicos en general nos acompañan a todas horas: lo llevamos al dormitorio, se consulta antes de dormir, justo al levantarse, se reciben notificaciones a cualquier hora. Esta exposición permanente a pantallas, ondas electromagnéticas y luz azul ha sido objeto de estudio en muchos ámbitos de la salud, pero ¿puede influir también en el ciclo menstrual de las mujeres?
Un estudio reciente ha reabierto preguntas sobre cómo los factores ambientales pueden interactuar con mecanismos biológicos sutiles examinando la sincronización entre el ciclo menstrual y los ritmos lunares.
¿Qué se ha investigado ya?
Hasta ahora, no hay pruebas sólidas y concluyentes de que el uso del móvil pueda causar trastornos del ciclo menstrual. Sin embargo, hay estudios adyacentes o datos que sí que sugieren posibles asociaciones. Un estudio publicado en Science Advances explora la sincronización entre el ciclo menstrual femenino y los ciclos lunares.
Los autores encontraron que los ciclos menstruales con duración entre 26 y 36 días a veces se alineaban con fases de la luna, aunque esta sincronía parece más débil en el siglo XXI, posiblemente por la exposición creciente a la luz artificial y actividades humanas modernas.
Por otro lado, investigaciones con datos de aplicaciones móviles de seguimiento menstrual han analizado cómo los patrones de uso del móvil y las condiciones de vida modernas podrían “desalinear” los ritmos biológicos naturales. En grandes bases de datos de apps se ha observado que los síntomas y regularidad del ciclo varían entre usuarias con distintos hábitos tecnológicos.
Otra investigación reciente utilizó temperaturas cutáneas medida en wearables para analizar ritmos del ciclo menstrual. Esta investigación no aborda directamente el móvil, pero sí que apoya la idea de que los ritmos biológicos femeninos tienen oscilaciones sensibles que podrían ser perturbadas por factores externos.
Estas evidencias no implican que el móvil afecte el ciclo, pero son un punto de partida para plantear hipótesis biológicas. No obstante, los estudios hasta ahora tienen limitaciones: muchos son observacionales, con autocumplimiento de reporte, sesgos de selección y no controlan de manera adecuada otras variables como el estrés, turnos de noche, calidad de sueño o exposición a la luz solar.
Hipótesis biológicas plausibles: ¿cómo puede influir el móvil?
Para que el uso del móvil pueda afectar al ciclo menstrual, debería actuar en diferentes mecanismos biológicos plausibles. Algunas de estas hipótesis más referidas son, por un lado, la luz azul o la exposición lumínica nocturna, ya que una de las vías más estudiadas es cómo la luz, sobre todo la de las pantallas, inhibe la secreción de melatonina, la hormona implicada en la regulación de los ritmos circadianos.
Cuando la melatonina se altera de manera crónica, puede afectar el eje hipotalámico-hipofisario-ovárico, el cual regula las hormonas sexuales. Algunos estudios de cronobiología muestran que la alteración de los ritmos lumínicos puede tener repercusiones en ciclos reproductivos en animales, y es plausible que en humanos también ocurra bajo condiciones crónicas severas.
Por otro lado, está la interferencia electromagnética, ya que la otra hipótesis dice que los campos electromagnéticos emitidos por los móviles podrían actuar sobre células u órganos reproductivos, modulando expresión genética, estrés oxidativo o señalización celular. Sin embargo, esta idea es más especulativa y todavía no ha sido respaldada de manera convincente en humanos en concentraciones ambientales típicas.
Quizás la relación más plausible no es directa mediante el móvil, sino indirecta: usar el móvil por la noche altera el sueño, incrementa estrés, eleva niveles de cortisol, afecta la calidad del descanso. Estas alteraciones del sueño y del estrés sí están bien documentadas como factores que pueden modificar la regularidad del ciclo menstrual, la duración de las fases folicular o lútea e incluso, pudiendo provocar amenorrea en los casos más extremos. En ese sentido, el móvil sí que podría ser parte de un conjunto de factores disruptores del ritmo biológico, más que el causante único.
Riesgos, precauciones y lo que se debe considerar hoy
Aunque la idea de que el móvil pueda alterar el ciclo menstrual es sugerente, la evidencia científica actual todavía es insuficiente para poder afirmarlo con rotundidad. No existen pruebas sólidas que puedan indicar que llevar el teléfono en el bolsillo, usarlo cerca de la cama o mirar la pantalla por la noche vaya a provocar, por sí solo, irregularidades menstruales. El verdadero riesgo es generar alarma en mujeres que ya presentan problemas menstruales por causas más frecuentes como el síndrome de ovario poliquístico o desajustes tiroideos.
De todos modos, sí que hay conductas relacionadas con el uso del móvil que pueden tener un impacto negativo en la salud reproductiva. Pasar horas con el teléfono antes de dormir altera el sueño, incrementa los niveles de estrés y puede interferir en la liberación de melatonina. Todo puede afectar al equilibrio hormonal que regula el ciclo menstrual. Por lo que se recomienda limitar el uso del móvil por la noche, activar los filtros de luz azul o respetar rutinas de sueño.


