Salud

¿Comes sano, pero te sientes sin energía? Los errores en tu dieta que podrían ser la causa

Abusar del café, saltarse comidas o un déficit de hierro son algunas de las causas
Abusar del café o saltarse comidas son algunas de las causas. Freepik
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Un mejor estado de salud y un nivel de energía más alto suelen estar asociados a una dieta equilibrada y rica en alimentos frescos. Pero, muchas personas descubren sorprendidos que, aunque se cuidan y evitan los ultraprocesados, se sienten agotadas, sin fuerzas o con la mente nublada. Puede parecer una paradoja pero, comer “sano” no siempre garantiza energía y vitalidad.

La nutrición va mucho más allá de escoger ensaladas, frutas o proteínas, también tienen mucho que ver la cantidad de calorías ingeridas, el reparto de macronutrientes, el horario de las comidas, la manera de cocinarlas e incluso la calidad que tienen esos alimentos. Se pueden cometer sin querer errores, aparentemente sin importancia, que pueden tener un impacto directo en la energía física y mental.

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No consumir el suficiente hierro o vitamina B12, por ejemplo, o tener las llamadas “deficiencias invisibles”: carencias de micronutrientes que no generan síntomas evidentes, pero que se traducen en fatiga crónica, dificultad de concentración o bajo rendimiento. Debido a esto, es fundamental conocer esos errores en la dieta que pueden ser la causa de ése cansancio.

Errores en la dieta que pueden ser la causa de la fatiga crónica

Comer menos calorías de las que el cuerpo necesita

Muchas personas que quieren cuidarse restringen en exceso las calorías pensando que así conseguirán mantener un peso saludable. El problema es que, cuando el cuerpo recibe menos energía de la que requiere para las funciones básicas, entra en una especie de “modo ahorro”: se ralentiza el metabolismo, aparece la fatiga y la sensación constante de hambre, y también disminuye la concentración.

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Exceso de alimentos “light” o bajos en grasa

Los productos bajos en grasa o sin azúcar pueden parecer una alternativa muy saludable, pero en muchos casos son todo lo contrario. Están llenos de edulcorantes o aditivos que no aportan nutrientes reales. Además, hay que recordar que el cuerpo necesita grasas saludables para producir energía y hormonas.

Deficiencia de hierro

El hierro es esencial para transportar oxígeno a las células a través de la hemoglobina. Cuando no se consume suficiente, el cuerpo empieza a mostrar señales como cansancio extremo, palidez o falta de concentración.

Falta de vitamina B12

La vitamina B12 es esencial para el buen funcionamiento del sistema nervioso y la producción de glóbulos rojos. Su carencia suele pasar desapercibida al principio, pero con el tiempo puede provocar debilidad, mareos, problemas de memoria o incluso depresión.

Exceso de azúcares simples

Está claro que en una dieta saludable la bollería y las bebidas azucaradas están descartadas, pero nos olvidamos de que muchas veces se cuelan cantidades elevadas de azúcares ocultos en salsas, panes industriales o barritas energéticas. Lo que ocurre es que provocan picos de glucosa en sangre, seguidos de caídas bruscas provocando cansancio, irritabilidad y hambre poco tiempo después.

No beber suficiente agua

La deshidratación, incluso en grados leves, puede ser una causa directa de cansancio, dolor de cabeza y dificultad para concentrarse. Muchos piensan que con infusiones o refrescos pueden cubrir la hidratación, pero lo más recomendable sigue siendo el agua sin más.

Comer demasiado cerca de la hora de dormir

Las cenas copiosas o muy tardías pueden hacer más difícil la digestión, además de alterar el sueño y provocar despertares nocturnos. Cuando no se descansa lo suficiente, inevitablemente la energía del día siguiente se va a ver afectada. Se recomienda cenar ligero y al menos dos horas antes de acostarse, priorizando alimentos más sencillos de digerir como verduras, cremas, sopas o proteínas magras.

Abuso de cafeína

El café, el té y otras bebidas estimulantes son aliados para mantenerse despierto, pero un consumo excesivo puede jugar en contra. Tomar cafeína en exceso, especialmente por la tarde, puede interferir en la calidad del sueño y favorece el cansancio acumulado. Se recomienda que no se superen las 3-4 tazas de café al día (unos 400 mg de cafeína).

Exceso de fibra sin el equilibrio adecuado

Es cierto que la fibra es esencial para una buena salud intestinal y cardiovascular, pero cuando se produce un consumo desproporcionado, sin acompañarla de agua o proteínas, puede generar digestiones muy pesadas, gases y sensación de fatiga. También puede interferir en la absorción de minerales como el hierro o el zinc.

Consumo insuficiente de proteínas

Las proteínas son esenciales no solo para los músculos, sino también para la reparación celular, la producción de enzimas y el equilibrio hormonal. Una ingesta baja de proteínas puede hacer que el cuerpo empiece a perder masa muscular y que se sienta más débil o sin energía.

No escuchar las señales del cuerpo

Un error bastante común entre las personas que intentan comer lo más “perfecto” posible es seguir la dieta sin prestar atención a lo que realmente sienten. Cuando se ignoran señales como hambre, saciedad o antojos puede provocar un desajuste entre lo que el cuerpo necesita y lo que se le da, reflejándose en falta de energía.