Una lengua blanca o con grietas puede ser el reflejo de desequilibrios en la flora intestinal, infecciones bucales o déficits nutricionales
Estrés térmico: ¿en que consiste esta afección que se agrava con el calor extremo?
Mirarse al espejo y darse cuenta de que la lengua tiene una capa blanquecina o tiene fisuras puede generar preocupación. Por lo general, estos cambios no indican que haya una enfermedad grave, pero sí que pueden ser señales tempranas de posibles desequilibrios digestivos, nutricionales o inmunológicos.
La lengua actúa como un termómetro interno, es capaz de reflejar el estado de nuestra microbiota, del sistema digestivo y del sistema inmune. Debido a esto, entender qué significa tener la lengua blanca o agrietada puede ayudar a adoptar medidas preventivas antes de que puedan surgir complicaciones más serias.
¿Qué quieren decir la lengua blanca o la lengua agrietada?
Cuando aparece una capa blanquecina o pastosa sobre la lengua, se denomina saburra lingual. Esta capa está formada por bacterias, células epiteliales descamadas y restos de alimentos acumulados entre las papilas gustativas. En ocasiones se debe a una higiene oral insuficiente, deshidratación o alteraciones digestivas. También puede ser debido a la proliferación de hongos como Candida albicans (candidiasis oral) o a deficiencias nutricionales y problemas hepáticas o digestivos como gastritis o reflujo gastroesofágico.
Por otro lado, la lengua agrietada o fisurada presenta surcos más o menos profundos en su superficie. En muchas ocasiones es una variante anatómica benigna, a veces hereditaria, pero también puede ser síntoma de deshidratación, déficits nutricionales de vitaminas B o hierro, o estar relacionada con enfermedades digestivas como gastritis crónica. En casos más raros, puede ser parte del síndrome de Melkersson-Rosenthal, una condiciona neurológica que se caracteriza por parálisis facial, inflamación de labios y fisuras linguales.
El vínculo entre la lengua y la salud digestiva e inmunitaria
Alteraciones de la microbiota oral y digestiva
El recubrimiento lingual refleja el estado del microbioma oral y gastrointestinal según han demostrado investigaciones recientes. Estudios basados en secuenciación del ARN ribosomal identifican distintos tipos de saburra (blanca, amarilla, grasa), cada una de ellas está asociada a diferentes poblaciones microbianas y marcadores clínicos. Los desequilibrios digestivos, como puede ser una digestión lenta o disbiosis, favorecen la acumulación de toxinas que pueden manifestarse en una capa blanca persistente.
Infecciones por hongos
La candidiasis oral es una causa habitual de la lengua blanca, sobre todo en personas con inmunidad baja (niños, ancianos, diabéticos o quienes han tenido que estar tomando antibióticos hace poco). Otros cuadros inflamatorios orales, como el lichen plano oral o la leucoplasia, también pueden manifestarse como manchas blancas persistentes y tienen componente inmunitario.
Deficiencias nutricionales y anemia
La glositis atrófica, visible como lengua lisa, roja o con fisuras, suele estar relacionada con la anemia o déficit de vitaminas del grupo B. En estos casos, la lengua comienza a perder papilas gustativas, se vuelve sensible y dolorosa, y puede agrietarse. Estas deficiencias afectan al sistema inmune y su capacidad para regenerar tejidos mucosos.
Causas más frecuentes de lengua blanca y agrietada
- Higiene bucal deficiente y deshidratación: la acumulación de bacterias y restos de alimentos se intensifica si no se limpia bien la lengua. La sequedad bucal provocada por la deshidratación, boca seca, tabaco, alcohol o respirar por la boca, aumenta la formación de saburra y fisuras en la superficie de la lengua.
- Disbiosis digestiva o problemas gastrointestinales: algunos procesos digestivos como gastritis o reflujo, o también función hepática están asociados con la acumulación de saburra en la lengua y el mal aliento. Los expertos señalan que la capa blanca persistente, acompañada de digestión lenta o ardor gástrico, deben ser evaluados por un especialista.
- Infección por cándida: la candidiasis oral provoca una capa blanca cremosa que puede desprenderse al raspar a diferencia de la saburra común. Suele ir acompañada de ardor, molestias al tragar o llagas en la boca y garganta.
- Deficiencias nutricionales: la anemia o carencias de vitaminas provocan alteraciones visibles en la lengua: pérdida de textura, pérdida de papilas gustativas, ardor o fisuras. Estos déficits afectan también al sistema inmunitario o digestivo.
- Condiciones benignas y hereditarias: una lengua fisurada puede ser una variante anatómica sin riesgo, aunque en ocasiones se suele relacionar con psoriasis, alergias o celiaquía. En estos casos, los cambios son benignos y no necesitan de tratamiento salvo en casos sintomáticos.
Qué síntomas acompañan y cuándo hay que preocuparse
En muchos casos, la lengua blanca o fisurada no supone un riesgo inmediato, pero sí que hay ciertos signos que deben ser una alerta de algo más: la capa blanca persiste durante días y no se elimina con higiene bucal; hay ardor, dolor, dificultad para tragar o llagas frecuentes en la boca; se tiene mal aliento de manera persistente, cansancio, diarrea, pérdida de peso o síntomas digestivos; se muestran signos de anemia como palidez, cansancio o baja concentración, y por último, hay una deshidratación persistente con piel seca, sed intensa y orina oscura.
En estos casos, lo que se recomienda es acudir a consulta médica para que un profesional de la salud pueda realizar una evaluación digestiva, hacer una analítica de sangre y examen oral.


