Un consumo excesivo de ultraprocesados en la infancia está directamente relacionado con el aumento de la obesidad o malos hábitos que perduran en la edad adulta
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Según la OMS, España se encuentra entre los países europeos con mayor tasa de obesidad infantil, y gran parte de la culpa de esto la tienen los alimentos ultraprocesados que se han colado en la rutina de los más pequeños. Refrescos, galletas rellenas, cereales de desayuno cargados de azúcar o nuggets de pollo ultracongelados. Estos alimentos pueden parecer inofensivos, pero detrás de su sabor adictivo esconden un riesgo real para la salud de los niños.
El problema no es solo que estos alimentos aportan calorías vacías, sino que además, desplazan a los alimentos frescos y nutritivos. Los niños, en su gran mayoría, van a preferir siempre comer una galleta o cereales a una ensalada, y eso acaba convirtiéndose en la norma general y no en la excepción. El resultado de ello es una generación que consume más del 60% de sus calorías diarias a partir de ultraprocesados.
Qué alimentos ultraprocesados no deberían consumir los niños
Los alimentos ultraprocesados han sido sometidos a múltiples procesos industriales, además contienen ingredientes que no se suelen utilizar en la cocina casera, como aditivos, potenciadores del sabor, endulzantes artificiales, conservantes o colorantes. Lo cómodo de este tipo de alimentos es que ya están listos para consumir y calentar, además de que tiene una larga vida útil.
A diferencia de los alimentos frescos, los cuales conservan sus propiedades originales, estos ultraprocesados fueron pensados para ser muy apetecibles y muy económicos, sin embargo, su valor nutricional es muy pobre. Muchos están compuestos por almidones, grasas, azúcares y sal, en lugar de apostar por ingredientes naturales.
Es conveniente limitar o vigilar qué comen los niños, ya que en su mayoría, suelen ser ultraprocesados que no les van a nutrir como deben.
Bebidas azucaradas
Refrescos, zumos industriales con azúcar añadido, bebidas energéticas o bebidas infantiles saborizadas. Estas bebidas contienen una cantidad muy alta de calorías líquidas que no sacian, provocan picos de azúcar y favorecen al almacenamiento de grasa y riesgo metabólico.
Snacks salados y fritos
Patatas fritas de bolsa, snacks de maíz, nachos, palomitas de microondas con mantequilla, galletas saladas empaquetadas. Estos snacks contienen una gran cantidad de grasa, sal, aditivos, prácticamente nada de fibra e incentivan el picoteo constante.
Repostería industrial y bollería
Galletas, magdalenas, bizcochos, croissants industriales, pasteles o donuts. Estos dulces son una combinación de azúcar, grasa y harinas refinadas que lo que consiguen es una alta densidad energética, bajo valor nutricional y además, promueven el sobreconsumo.
Cereales de desayuno muy procesados
Cereales con azúcar como los copos dulces, cereales infantiles de chocolate, también las barritas de cereales industriales. Estos cereales suelen tener mucho azúcar añadido, poco contenido en fibra y tampoco contienen vitaminas reales aunque puedan decir lo contrario.
Comidas preparadas o refritos listos
Pizzas congeladas, nuggets, platos precocinados, lasañas industriales, comidas rápidas tipo fast food. Estos preparados generalmente tienen muchas calorías, sodio, grasas saturadas y poco control del tamaño de la porción.
Productos cárnicos procesados
Serían las salchichas, embutidos como el jamón de york, chorizo, mortadela o fiambres varios, también las hamburguesas industriales. Estos suelen ser altos en sodio, en grasas saturadas y conservantes. Además, no contribuyen a una dieta equilibrada si su consumo es habitual.
Dulces, caramelos y chocolates industriales
Chocolates con alto contenido en azúcares, caramelos, gelatinas saborizadas, chuches empaquetadas. Estos ultraprocesados tienen mucha azúcar concentrada, muy poca fibra o nutrientes saludables. Su consumo es un capricho, por lo que se puede exceder en la cantidad y son calorías completamente innecesarias.
Productos “de conveniencia” con saborizantes
Estos productos serían los patés industriales, cremas untables muy grasas y azucaradas, sopas instantáneas, aderezos, aliños con muchas grasas y azúcar. Estos productos suman mucha energía “escondida”, además contienen ingredientes que tienen que ver más con conseguir un sabor potente y sabroso que son crear un alimento saludable.
Alternativas más saludables para sustituir los ultraprocesados
Intentar reducir los ultraprocesados no quiere decir que los niños tengan que tener una dieta aburrida y sin sabor. En vez de dar bebidas azucaradas, se puede apostar por agua fresca infusionada con frutas naturales, leche o yogures naturales sin azúcar. Se pueden sustituir las galletas o bollería industrial por fruta, pan integral con aceite de oliva o frutos secos naturales. En lugar de los cereales del desayuno cargados de azúcar, se les puede dar avena, copos de maíz sin azúcar o muesli casero con fruta o chocolate negro.
En cuanto a los platos precocinados como pizzas, nuggets o lasañas industriales, la alternativa siempre va a ser la versión casera de estos platos. Se pueden preparar pizzas muy ricas con los ingredientes que se deseen, lasañas con carnes magras o verduras que pueden ser también congeladas para utilizar en otro momento. Los embutidos procesados pueden ser sustituidos por jamón serrano o pavo natural, y los snacks por palomitas hechas en casa o zanahoria con hummus.
No se trata de prohibir, sino de enseñarles que lo casero puede ser igual de rápido, más sabroso y, por supuesto, mucho más saludable.


