Galicia instala barreras vegetales en zonas quemadas para evitar que la ceniza contamine los ríos y embalses
La ceniza que queda tras los incendios está cargada de metales pesados y puede enturbiar el agua de ríos y embalses
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OurenseUna intensa oleada de incendios asoló Galicia, León y Zamora durante el pasado verano, dejando inmensas áreas carbonizadas. La amenaza del fuego ya ha pasado pero ahora las zonas afectadas se enfrentan a un nuevo problema medioambiental: la ceniza. Cargada de metales pesados, puede ser fácilmente arrastrada por el agua de lluvia hasta los ríos, informan en el vídeo Laura Queijeiro y Hildegard Romero.
Los concellos están trabajando para llenar las zonas quemadas, especialmente aquellas en pendiente, de barreras naturales. Son diferentes coberturas creadas con vegetales para impedir que la ceniza viaje con la escorrentía y las aguas de ríos, lagos y embalses se contaminen.
En Agolada utilizan vegetación para tapar el suelo ardido
Los incendios del pasado agosto calcinaron unas 500 hectáreas de monte solo en el municipio de Agolada. Ahora, toda la ceniza que queda supone un riesgo para los ecosistemas acuáticos. "Al final es materia orgánica que es muy fina y que puede llegar fácilmente al cauce en gran cantidad", explica Anxo Rodríguez, técnico en Conservación Fluvial.
"Podría contaminar el agua por un exceso de materia orgánica, hacerla opaca y suponerle una alteración a la fauna”, añade Rodríguez. El otoño es tradicionalmente lluvioso en Galicia y la cosa no pinta bien. En las montañas de Agolada el fuego mató toda la vegetación. Sin plantas que absorban y frenen ese agua, el suelo quemado en zonas de pendiente es un tobogán por el que se deslizará toda la ceniza.
Pero los técnicos ya están trabajando en una solución. "En terrenos en torno al cauce con elevada pendiente se están implantando cordones vegetales aprovechando la vegetación, tanto del incendio como de vegetación nueva de ribera", explica Rodríguez. Construyen entramados de ramas y zarzas "de manera que sirvan como filtro al paso de los posibles arrastres de cenizas”, añade.
Carballeda de Avia coloca troncos en las pendientes para crear diques
Distintos concellos utilizan distintas técnicas adaptadas a los tipos de terreno. En Carballeda de Avia ardieron unas 4.000 hectáreas. Los operarios clavan palos en línea para dejar caer troncos en sentido horizontal. “Se colocan troncos en zonas de máxima pendiente para que puedan frenar el agua", explica Alberto de Anta Montero, comisario de la Confederación Hidrográfica Miño-Sil.
Los troncos sirven para que se acumulen los fragmentos carbonizados y creen una barrera aún más grande. "Con las propias piedras que se van encontrando se hacen diques que evitan que lleguen al cauce", apunta Montero. El objetivo de todo esto es que los metales pesados de las cenizas no acaben con los ecosistemas acuáticos del país de los 1.000 ríos.
