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Circular con la luna del coche rajada: qué dice la ley, cuándo es sancionable y cómo solucionarlo barato

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¿Qué dice la DGT al respecto?. Freepik
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En España no existe un artículo del Reglamento General de Circulación que prohíba expresamente conducir con la luna delantera rajada. Sin embargo, esto no significa que esté permitido en cualquier circunstancia. La normativa obliga a que la superficie acristalada del vehículo permita una visibilidad diáfana y que el conductor mantenga un campo de visión adecuado sobre la vía. En otras palabras: si la fisura interfiere en la visión o afecta a la seguridad estructural, la sanción es cuestión de tiempo.

La Dirección General de Tráfico (DGT) recuerda que cualquier elemento que comprometa la visibilidad o la resistencia del parabrisas entra en la categoría de defecto grave, y que el agente tiene la potestad de valorar la peligrosidad en el momento. Esa valoración determinará si se impone una multa, se inmoviliza el vehículo o ambas medidas.

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Multas de hasta 200 euros y riesgo de inmovilización

Circular con el parabrisas en mal estado no es una infracción menor. En la práctica, las sanciones económicas alcanzan los 200 euros, sin retirada de puntos, aunque el coste puede ser mucho mayor si se añade la grúa y el depósito por inmovilización.

La Ley de Seguridad Vial, en su artículo 84, faculta a los agentes para inmovilizar el vehículo si detectan “deficiencias que constituyan un riesgo especialmente grave para la seguridad vial”. Una luna rajada en la zona crítica de visión o con peligro de fractura súbita encaja de lleno en esta definición. En ese caso, el coche no podrá seguir circulando hasta que se repare o se traslade en grúa a un taller.

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A esto se suma la cuestión del seguro. Algunas pólizas cubren la reparación o sustitución de lunas sin franquicia, pero otras aplican límites o exigen acudir a talleres concertados. No verificar estas condiciones puede convertir una reparación asumible en un gasto inesperado.

La Inspección Técnica de Vehículos es tajante. Cualquier grieta, incluso pequeña, se califica como fallo grave si se encuentra en el campo de visión del conductor o afecta a la estructura del cristal. El resultado es una inspección desfavorable y la obligación de subsanar el defecto antes de volver a circular. Aunque la fisura no esté en la zona central del parabrisas, un examinador puede considerar que el daño reduce la resistencia estructural del cristal laminado y clasificarlo igualmente como grave. En ese caso, el vehículo no podrá pasar la ITV hasta que se repare o sustituya la pieza.

Cómo reparar la luna sin gastar una fortuna

Reemplazar un parabrisas puede costar entre 200 y 500 euros, dependiendo del modelo, los sensores integrados y la mano de obra. Sin embargo, no siempre es necesario cambiar la pieza completa. Si el daño es pequeño (menos de 2,5 cm de diámetro) y no se encuentra en el campo directo de visión, es posible recurrir a una reparación mediante resina, un procedimiento que suele costar entre 50 y 80 euros y que muchas aseguradoras cubren sin coste adicional.

Para quienes no dispongan de cobertura de lunas en su seguro, conviene comparar presupuestos en talleres especializados y preguntar por recambios homologados de fabricantes alternativos. Estos suelen ofrecer la misma seguridad que la pieza original a un precio sensiblemente inferior.

El tiempo es un factor clave: una fisura pequeña puede expandirse rápidamente debido a cambios de temperatura, vibraciones o impactos menores. Cuanto antes se intervenga, mayor será la probabilidad de evitar un cambio completo.

Lo que conviene recordar

Conducir con la luna rajada es un riesgo legal, técnico y económico. Aunque la ley no enumere esta infracción de forma literal, la obligación de mantener una visibilidad diáfana y un vehículo en condiciones seguras convierte cualquier daño relevante en motivo de sanción.

Además, la ITV no permitirá circular con un parabrisas dañado, y en casos graves la autoridad puede inmovilizar el vehículo. La solución más sensata y barata es actuar antes de que el problema crezca: reparar cuando la grieta es mínima o acudir a la aseguradora para sustituir la pieza con cobertura.