Sudar en exceso sin razón aparente puede ser una señal de alerta médica que debe ser consultada con un profesional para descartar algo grave
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Muchas personas sufren de sudoración excesiva, tanto que incluso influye en su día a día. Esta sudoración no está relacionada con una actividad física, calor o estrés visible, pero es más común de lo que parece. Sudar es una función natural y saludable del cuerpo, pero cuando se produce sin motivo aparente puede ser algo molesto y preocupante.
A esta condición se la conoce como hiperhidrosis, la cual se caracteriza por un proceso de transpiración que es mayor de lo necesario para poder conseguir una sana regulación térmica del cuerpo, y que afecta principalmente a manos, axilas, pies y rostro, aunque se puede dar de manera generalizada.
Causas médicas subyacentes de sudoración excesiva
Como ya hemos mencionado, sudar es una función esencial y normal que nos permite regular la temperatura corporal. Sin embargo, cuando esa sudoración ocurre de manera excesiva y sin motivo aparente, puede ser una señal de que algo no va bien en el organismo. La hiperhidrosis puede tener causas médicas que deben ser investigadas, sobre todo cuando aparece de manera repentina, generalizada o nocturna.
Una de las causas más frecuentes es el hipertiroidismo, un trastorno en el que la glándula tiroides produce más hormonas de las que son necesarias. Esta hiperactividad acelera el metabolismo y provoca síntomas como pérdida de peso, taquicardia, nerviosismo y, en algunos casos, sudoración intensa incluso estando en reposo. Otra causa hormonal puede ser la hipoglucemia, en especial en personas con diabetes. Cuando el nivel de azúcar en sangre baja demasiado durante el sueño o en reposo, el cuerpo responde liberando adrenalina y cortisol, lo que puede provocar sudoración excesiva.
En el caso de las mujeres, la menopausia suele ser una causa habitual. La caída de los niveles de estrógenos altera los mecanismos de regulación térmica del cuerpo, provocando los famosos sofocos y sudores nocturnos. Aunque son algo natural de la etapa que se está viviendo, si afectan a la calidad de vida conviene consultar con un especialista para valorar opciones de tratamiento.
Más allá de las hormonas, algunas enfermedades infecciosas o autoinmunes también pueden manifestarse con una sudoración excesiva. La tuberculosis, ciertas infecciones bacterianas crónicas como la endocarditis, una infección del corazón o incluso algunas formas de VIH pueden incluir en sus primeros síntomas sudores nocturnos persistentes sin razón alguna. Además, algunos tipo de cáncer como los linfomas o leucemias, pueden tener también entre sus síntomas iniciales la sudoración abundante sin fiebre, junto a pérdida de peso y cansancio.
Por otro lado, algunas personas pueden sudar en exceso debido a alteraciones en el sistema nervioso autónomo, el cual es responsable de las funciones involuntarias del cuerpo. Algunas enfermedades como el Parkinson, lesiones nerviosas o trastornos neurológicos pueden desregular las señales que activan las glándulas sudoríparas. En estos casos, la sudoración que se produce es asimétrica, generalizada o muy localizada, y suele estar acompañada de otros signos como temblores, rigidez o alteraciones en la presión arterial.
Por último, se tiene que tener en cuenta que algunos medicamentos pueden producir sudoración excesiva como efecto secundario. Algunos antidepresivos, analgésicos, antihipertensivos o fármacos para la diabetes pueden provocar sudoración como reacción adversa. También el consumo de alcohol, drogas o los síndromes de abstinencia pueden dar lugar a hiperhidrosis, sobre todo por la noche.
En todos los casos, el sudor excesivo no es el problema en sí, sino el síntoma de algo que puede estar ocurriendo sin que nos demos cuenta. Por eso, si la sudoración es algo inusual o interfiere con el descanso o la vida cotidiana, es esencial consultar con un médico para poder descartar posibles causas médicas que estén relacionadas con esto. Un diagnóstico temprano siempre marca la diferencia.
El impacto emocional y social de una sudoración excesiva
La sudoración excesiva, sobre todo, cuando ocurre sin una causa aparente, puede tener un profundo impacto emocional y social. No se trata solo de la incomodidad física, sino de una condición que puede afectar al autoestima, ya que genera vergüenza y puede llevar al aislamiento. Muchas personas evitan dar la mano al darse cuenta de que están sudadas, usar cierto tipo de ropa por miedo a las manchas de sudor o participar en ciertos eventos sociales o laborales por miedo a que otros noten su hiperhidrosis. Esto puede desencadenar un círculo vicioso de ansiedad que puede limitar la calidad de vida.
Muchas personas que sufren de esta sudoración excesiva, tienden a ocultarlo o a minimizarlo por miedo a ser juzgados, y por tanto, tampoco van a consulta para poder encontrar una explicación médica. Hoy existen distintos tratamientos médicos que son muy efectivos y estrategias que pueden ayudar a mejorar notablemente la vida diaria de quienes sufren de hiperhidrosis.


