Cómo aparcar en una cuesta para mejorar la seguridad y evitar la multa de 200 euros de la DGT

Aparcar en una cuesta sin tomar las precauciones adecuadas no solo pone en riesgo a terceros, sino que puede costarte hasta 200 euros de multa
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En un país con más de 23 millones de turismos en circulación, y donde las zonas urbanas presentan a menudo desniveles pronunciados, estacionar correctamente en pendiente no es solo una recomendación: es una exigencia de seguridad vial. La Dirección General de Tráfico (DGT) lo ha dejado claro. Aparcar en una cuesta sin tomar las precauciones adecuadas no solo pone en riesgo a terceros, sino que puede costarte hasta 200 euros de multa. Pero ¿por qué exactamente y qué dice la normativa?
La DGT considera infracción grave no inmovilizar correctamente el vehículo en una pendiente, ya que un coche mal estacionado puede desplazarse y provocar accidentes. La normativa lo recoge expresamente en el Reglamento General de Circulación, concretamente en su artículo 92, que regula la detención y estacionamiento. El texto establece que los conductores deben "adoptar las medidas necesarias para evitar que el vehículo se mueva en su ausencia" .
El incumplimiento de esta norma puede acarrear una sanción de 200 euros. La infracción no conlleva pérdida de puntos, pero sí puede suponer la retirada del vehículo por parte de las autoridades locales, lo que añade costes por la grúa y el depósito municipal. La multa no solo se impone cuando el coche llega a desplazarse. El mero hecho de dejar un vehículo estacionado sin estas precauciones puede ser motivo suficiente si un agente determina que se ha puesto en riesgo la seguridad vial.
Este peligro es tal que las estadísticas nos dicen que cerca del 10% de accidentes en entornos urbanos están relacionados con vehículos estacionados que comenzaron a moverse. Las causas más frecuentes para esto: fallo del freno de mano, marchas no engranadas o ruedas mal posicionadas.
¿Qué debes hacer para aparcar correctamente en cuesta?
A continuación, detallamos las recomendaciones de la DGT y de expertos en conducción para estacionar con seguridad en una pendiente:
1. Utiliza siempre el freno de mano
Parece obvio, pero no siempre se hace correctamente. El freno de mano es tu primera línea de defensa. Debes asegurarte de accionarlo con firmeza hasta el final del recorrido, incluso si conduces un vehículo con freno de estacionamiento automático.
2. Deja una marcha engranada
El motor también puede ayudar a inmovilizar el vehículo. En los coches con transmisión manual:
- Si estás en una cuesta ascendente, deja engranada la primera marcha.
- Si estás en una cuesta descendente, deja puesta la marcha atrás.
- En vehículos automáticos, basta con colocar la palanca en posición “P” (Parking), aunque también se recomienda aplicar el freno de mano.
3. Orienta las ruedas hacia el bordillo
Este punto es esencial. La posición de las ruedas puede marcar la diferencia en caso de fallo mecánico. Las recomendaciones son:
- Cuesta arriba con bordillo: gira las ruedas hacia la izquierda (es decir, hacia la calzada). Así, si el coche se desplaza, chocará con el bordillo.
- Cuesta abajo: gira las ruedas hacia la derecha, de modo que el coche se encamine al bordillo si rueda hacia adelante.
- Cuesta arriba sin bordillo: también gira las ruedas hacia la derecha, buscando que el coche se aleje de la calzada.
Estos gestos pueden parecer insignificantes, pero son decisivos en situaciones de emergencia.
4. Usar calzos en pendientes pronunciadas
Aunque no es obligatorio, en aparcamientos especialmente inclinados, el uso de calzos o cuñas puede ser un complemento de seguridad ideal. Existen versiones de goma, metálicas o de plástico que se colocan tras las ruedas del eje más inclinado para evitar cualquier movimiento.
¿Y si el coche se mueve y no provoca daños?
Aunque no haya daños materiales ni personales, el propietario puede ser responsable de una infracción administrativa. Sin embargo, si se generan desperfectos o daños personales, el asunto puede escalar a la vía penal si se considera una negligencia grave.
En caso de accidente, el seguro puede cubrir los daños, pero si se demuestra que hubo negligencia en el modo de aparcar, por ejemplo, al no aplicar correctamente el freno de mano, la aseguradora podría reclamar al asegurado el importe abonado en concepto de daños a terceros (acción de repetición).