Educación

Cómo afrontar que tu hijo adolescente quiera dejar los estudios

ai generated 8529442 1280
Hay diferentes motivos detrás del abandono escolar.Pixabay.
Compartir

MadridCuando un hijo adolescente confiesa a sus padres que quiere dejar los estudios se les viene el mundo encima. Lo cierto es que según las cifras oficiales el abandono educativo ha descendido de forma progresiva en los últimos años, pero el porcentaje todavía es importante más si te afecta directamente. En Noticias Cuatro hemos recogido los consejos para afrontar que un hijo adolescente quiera dejar de estudiar y cómo hacerle cambiar de opinión sin montar un drama.

La Encuesta de Población Activa, cuyos datos publicó el Ministerio de Educación, Formación Profesional y Deporte en enero pasado, concluye que en 2024 el abandono educativo temprano descendió al 13 %, con 0,7 puntos menos que el ejercicio anterior que estaba en 13,7 %, marcando una tasa a la baja que se ha rebajado en cinco puntos desde 2018.

PUEDE INTERESARTE

El hecho de que el dato vaya disminuyendo es esperanzador, aunque todavía es muy elevado pues implica que existe un 13 % de personas de 18 a 24 años que no ha completado la educación secundaria de segunda etapa (FP de Grado Medio, Básica o Bachillerato) y que no ha seguido ningún tipo de formación en las cuatro semanas anteriores. España es el segundo país con mayor abandono escolar de la Unión Europea, por detrás de Rumanía, y queda un trabajo ingente por hacer para seguir rebajando el dato hasta el objetivo propuesto en Europa que es del 9 % para 2030, donde actualmente la media se sitúa en el 9,6 %.

Otros datos relevantes que acompañan este escenario es que “la probabilidad de que un joven abandone sus estudios es 14 veces mayor cuando su madre solo ha completado la educación primaria en comparación con aquellos cuya madre tiene estudios superiores (2,4 %)”. Por otro lado, los estudiantes varones como los jóvenes de origen inmigrante muestran los datos más altos de abandono de toda la población de 18 a 24 años.

PUEDE INTERESARTE

Consecuencias del abandono temprano de la formación

Unos padres que se tienen que enfrentar a que su hijo no quiera seguir ampliando su formación deben ser conocedores de que si no completa la educación secundaria superior tendrá mayores problemas para encontrar un trabajo bien remunerado, se enfrenta a participar menos en sociedad e incluso asciende su riesgo de exclusión.

Pero cómo trasmitirle que su decisión puede acarrearle tantos problemas de cara al futuro cuando su juventud le embriaga y no le preocupan para nada ninguna de esas amenazas. En realidad, cuesta convencerle de que la educación es lo que le va a permitir ser más autónomo y libre y le va a dotar de conocimiento para elegir y para ser capaz de desarrollar su propio espíritu crítico.

PUEDE INTERESARTE

Además, ese discurso de los padres resulta demasiado espeso para un joven cuyos pensamientos, que están en otro sitio, le impiden ver el futuro como se lo pintan. Puede que solo piense en divertirse o al contrario esté perdido, se sienta solo y hasta haya caído en una depresión.

Consejos para que vuelva a interesarse por los estudios

Los expertos recomiendan que como padres, ante uno de estos escenarios que seguro desconocen, en primer lugar hay que aprender a escuchar de forma activa a su hijo. De la misma forma se aconseja ir de la mano del colegio coordinándose con su tutor y el orientador para lograr revertir esa decisión de abandonar los estudios con una planificación individualizada.

Aunque los datos sitúen la tasa del 13 % en España en la población de entre 18 y 24 años, ya a los 14 años hay adolescentes que empiezan a tener la intención de dejar el instituto. La propia condición de adolescente viene asociada con una naturaleza rebelde y la necesidad de oponerse a la familia y al sistema en su conjunto.

Por qué quiere dejar de estudiar

Por otro lado, la temida frase “quiero dejar de estudiar” siempre tiene un trasfondo que conviene conocer porque el joven suele necesitar ayuda para superarlo. Lo habitual es que sea una consecuencia de la desmotivación, de la falta de expectativas y de un futuro poco claro, de una baja autoestima, de dificultades para relacionarse con sus iguales, con sus padres o con sus hermanos, de una desestructuración familiar, de la pérdida de un ser querido e incluso problemas relacionados con el aprendizaje o de salud mental.

Para averiguar dónde está el motivo y cuáles son las causas es imprescindible tener una relación saludable entre padres e hijos y conversar. Sin embargo, es probable que se haya enfriado tanto que esté muy lejos de caracterizarse por un diálogo tranquilo y sosegado. El adolescente ya llevará un tiempo arrastrando un suspenso tras otro, culpando a los profesores de sus notas y mostrándose indiferente a las charlas y a los castigos de sus padres.

Paciencia, constancia y confianza en el alumno

Cabe destacar que convencer a un hijo de que vuelva a estudiar o de que sus notas repunten es una tarea que requiere de una alta dosis de paciencia, de constancia y de confianza, en concordancia con el centro de estudios y cuyos resultados empiezan a vislumbrarse a largo plazo. 

En realidad todo se basa en lograr que padres e hijos vuelvan a relacionarse, a llevarse bien y a ser capaces de hablar no solo de las notas sino de todo en general: de gustos, de aficiones, de música, de los amigos… Que las notas sean el único motivo de conversación es como si los adultos estuvieran las 24 horas del día hablando del trabajo y de sus logros laborales.

Por ello, también hay que darle espacio al tiempo de descanso y de ocio, confiar más y controlar menos. El objetivo es que las dudas del adolescente se transformen en convicciones y que la desmotivación para estudiar deje paso a un plan de acción estructurado que le permita recuperar la senda correcta en el colegio, la confianza de sus profesores y verse capaz de remontar. Los adolescentes no conocen y olvidan el valor de las notas, que en realidad por sí solas son insignificantes porque lo importante es ser consciente del valor del esfuerzo diario plagado de responsabilidad y de autonomía.

A su vez es hora de diagnosticar y de tratar después cualquier problema relacionado con el aprendizaje si lo hubiera. Estas dificultades pueden haber pasado desapercibidas pero ya en secundaria quedan patentes. Para ello también es necesario coordinarse con el colegio y con su departamento de orientación educativa. Puede que tan solo se trata de unos malos hábitos de estudio o de falta de autonomía y de compromiso. Todo ello da lugar a malos resultados lo que a su vez provoca desmotivación. También puede haber dificultades con alguna asignatura en concreto que al final acaba afectando a las demás.

Otro escenario es que la decisión de abandonar los estudios la cause un problema psicológico debido a dificultades económicas en casa, el divorcio de los padres, la pérdida de un ser querido, dificultades para sentirse que forma parte de su grupo de amigos, malas influencias o incluso acoso o bullying.

Cuando se conoce el fondo real del problema no es que sea fácil solucionarlo, pero sí es posible plantear cómo hacerlo y ponerse manos a la obra. Para ello primero es necesario hablar y escuchar buscando un momento tranquilo sin invadir el espacio del adolescente y sin interrogar, demostrando que tiene todo el apoyo de sus padres y de que se interesan por todas las facetas de su vida y no solo por las notas.

Después hay que ayudar a plantear soluciones, dejando primero que trace el camino a su manera a través de sus propias decisiones y en caso de no haberse resuelto el problema buscar otras alternativas donde las riendas las lleven los padres. Por otra parte, se debe tener claro que igual que es una necesidad dedicar horas al estudio también es imprescindible distraerse con actividades de ocio, con los amigos o con el deporte.

Por último, conviene trazar juntos un plan de futuro que llame su atención en función de sus gustos y de sus intereses y que le ayude a recuperar el interés por los estudios. Se trata de hacerle entender cómo llegar a la meta y de que el conocimiento permite tomar decisiones con libertad y que dota a las personas de independencia y autonomía.