¿Por qué deberías avisar inmediatamente a la azafata si se te cae el móvil bajo el asiento del avión?

El problema son las baterías de iones de litio, altamente inflamable si se pincha, aplasta o sobrecalienta
Se han documentado más de 400 incidentes relacionados con baterías de litio desde el año 2006 en Estados Unidos
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MadridEn pleno siglo XXI, donde los móviles se han convertido prácticamente en una extensión más de nuestras manos, perder de vista el teléfono durante un vuelo puede parecer un problema menor. Pero cuando el aparato cae entre los asientos del avión, lo que parece una simple molestia, se transforma en una potencial amenaza para la seguridad aérea. Cada año se registran decenas de incidentes provocados por baterías de litio dañadas durante vuelos comerciales, lo que ha llevado a las aerolíneas y organismos de seguridad aérea a emitir una recomendación clara y rotunda: si tu móvil se desliza bajo el asiento, no lo busques tú. Llama a la azafata.
El riesgo silencioso de las baterías de litio
La mayoría de los dispositivos electrónicos modernos —móviles, tablets, auriculares inalámbricos, ordenadores portátiles— funcionan con baterías de iones de litio, un tipo de batería ligera, eficiente y recargable, pero también altamente inflamable si se pincha, aplasta o sobrecalienta. Dentro de un avión presurizado y cargado de pasajeros, un incendio, por muy pequeño que sea, puede convertirse en toda una emergencia en cuestión de segundos.
La Agencia de la Unión Europea para la Seguridad Aérea (EASA) alerta desde hace años sobre el riesgo de incendio de este tipo de baterías en cabina. “Un dispositivo electrónico caído puede quedar atrapado en los mecanismos del asiento y dañarse al reclinarlo o moverlo, provocando un sobrecalentamiento o una combustión espontánea”, indica en una guía para pasajeros publicada en su web oficial (EASA).
La Administración Federal de Aviación (FAA) de EE. UU. también ha documentado más de 400 incidentes relacionados con baterías de litio desde el año 2006, muchos de ellos dentro de aviones comerciales y con consecuencias que han ido desde evacuaciones preventivas hasta fuegos declarados en cabina.
Incidentes reales: lo que puede pasar si no avisas
Uno de los casos más citados tuvo lugar en 2018 a bordo de un vuelo de Qantas entre Los Ángeles y Melbourne. Un pasajero dejó caer su teléfono bajo el asiento y, al intentar recuperarlo por sí mismo, movió accidentalmente los mecanismos eléctricos del asiento. El móvil quedó atrapado, se perforó y empezó a humear. Solo la rápida intervención de la tripulación evitó que el fuego se extendiera en la cabina durante un vuelo de 15 horas sobre el océano Pacífico.
En diciembre de 2021, un vuelo de Alaska Airlines sufrió un incidente aún más grave: una batería de móvil sobrecalentada se incendió antes del despegue, obligando a evacuar a 128 pasajeros y a utilizar extintores especiales. El teléfono había quedado parcialmente atrapado entre cojines, donde acumuló calor de forma anormal.
El protocolo a seguir: qué debes hacer si tu móvil desaparece en cabina
Las aerolíneas y el personal de cabina están formados para actuar ante estas situaciones. De hecho, la mayoría de ellas incluyen una advertencia explícita durante las instrucciones de seguridad o en los manuales de a bordo. La recomendación es clara, y dicta que si se cae un dispositivo electrónico bajo el asiento, NO se debe intentar recuperarlo, sino informar a un miembro de la tripulación de inmediato.
Esta advertencia no es un formalismo. La tripulación conoce el diseño del asiento y puede recuperar el móvil sin activar los motores eléctricos o mecanismos que podrían dañar el dispositivo. Además, en caso de que el aparato se haya sobrecalentado o esté emitiendo humo, los auxiliares de vuelo disponen den especiales para aislarlo y evitar su combustión.
A esto hay que añadir que en los aviones de medio y largo alcance, muchos asientos —especialmente en clase business o turista con reclinación eléctrica— cuentan con motores que se deslizan sobre raíles metálicos, lo que supone un entorno letal para un teléfono móvil.
La seguridad no es negociable
Aunque puede parecer exagerado, llamar a una azafata si se te cae el móvil bajo el asiento no es una precaución, sino una obligación por seguridad. En un entorno tan sensible como una cabina presurizada a 10.000 metros de altura, cualquier chispa —literal o figurada— puede desencadenar una situación de riesgo grave. Los teléfonos seguirán cayéndose (y deslizándose) en los vuelos, pero la diferencia entre un susto y una emergencia está en cómo reaccione el pasajero.