El pluviómetro: así mide la AEMET la cantidad de lluvia que cae en un punto y momento determinado
El pluviómetro se basa en un mecanismo simple formado por un bidón y una probeta
La AEMET tiene pluviómetros manuales y automáticos repartidos por la península para medir las lluvias
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Las lluvias de marzo nos han dejado cifras récord en el país. El tren de borrascas y las constantes precipitaciones de las que fuimos testigos hace apenas unas semanas parecen llamar a la puerta de nuevo con la llegada de Nuria. Las agencias meteorológicas nos hablas de acumulación de litros de agua por metro cuadrado, pero ¿cómo podemos medir los litros exactos de lluvia que caen en un punto y momento determinado?
La respuesta a esta cuestión está en el pluviómetro, un instrumento presente en las estaciones meteorológicas para medir la lluvia. La AEMET tiene cerca de 3.000 pluviómetros de todo tipo repartidos por la península.
El instrumento se compone de un bidón y una probeta, un mecanismo simple que ha permitido medir los litros que han caído en puntos como el Puerto de Navacerrada. En esa estación se llegaron a registrar 600 litros por metro cuadrado en marzo, una cifra que batió récords.
El mecanismo del pluviómetro
En cuanto a su funcionamiento, la precipitación cae en el interior del pluviómetro “y lo que vamos a medir es lo que se deposite”. Según explica Juan Antonio Fernández, observador meteorológico de la AEMET, “si es nieve se quedaría dentro y si es lluvia cae y se queda en el bidón”. Después, “el agua la pasamos directamente a la probeta, que esta graduada en milímetros o litros por metro cuadrado”.
Con apenas esos pasos, podemos medir la cantidad de agua que nos dejan las precipitaciones. Juan Antonio hace mediciones cuatro veces al día y manda los datos a la AEMET y la Organización Meteorológica Mundial. Este proceso se hace únicamente con los pluviómetros manuales. En España hay 2.000 de este tipo, pero hay otros 800 que son automáticos.
Los pluviómetros manuales tienen mayor fiabilidad y precisión
Los automáticos “mandan los datos directamente al ordenador” y aunque den menos trabajo que los manuales, son menos fiables. El manual “tiene precisión de una décima y el automático de dos”.
El agua que se recoge mensualmente se acumula en un bidón, siempre y cuando quepa. En el mes de marzo lo llegaron a llenar hasta arriba: "Yo nunca lo había visto así, el último agua ya no la hemos recogido porque no era necesaria, no cabe. No es lo normal, ha sido el máximo histórico”. Un máximo histórico que se podría superar si los fenómenos meteorológicos siguen siendo igual de intensos.
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