Invertir en eficiencia energética en 2025 puede ser más rentable que nunca: las reformas pueden deducirse en la renta y combinarse con subvenciones públicas
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2025 puede ser el año ideal para cambiar las ventanas, aislar mejor la casa o instalar placas solares. Nos encontramos en plena transición hacia un modelo energético más sostenible, por lo que el Gobierno ha prorrogado y reforzado las deducciones fiscales y ayudas públicas destinadas a las reformas que mejoren la eficiencia energética de las viviendas. Esto quiere decir que aquellos que quieran invertir ahora en reducir su consumo, podrán recuperar parte del dinero a través de la próxima declaración de la renta.
Desde 2021, España tiene un compromiso con Bruselas: impulsar la rehabilitación de edificios y hogares como una de las palancas clave del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia. Gracias a ello, se han movilizado fondos europeos, nuevas líneas de crédito y deducciones en el IRPF que premian a quienes apuestan por el ahorro energético.
Este año, las condiciones son especialmente atractivas: las obras que consigan mejorar la calificación energética o reducir el consumo de calefacción y refrigeración pueden deducirse hasta un 60% del gasto, con un tope de 15.000 euros por vivienda.
La subida de los precios de la energía durante estos últimos años ha hecho que sean muchos los propietarios los que se planteen estas reformas, pero no solo como una cuestión medioambiental, sino como una inversión a medio plazo. Cambiar las ventanas o mejorar el aislamiento no solo va a reducir la huella de carbono, sino que va a suponer un ahorro mensual en las facturas y una revalorización de la vivienda.
¿Qué mejoras energéticas se pueden deducir o subvencionar?
No todas las reformas del hogar dan derecho a deducción. Deben ser aquellas que mejoran de forma demostrable la eficiencia energética del inmueble: reducir el consumo, mejorar el aislamiento o aprovechar energías renovables.
Entre las actuaciones más habituales están cambiar ventanas, aislar fachadas o cubiertas, instalar paneles solares o bombas de calor, y sustituir calderas o sistemas antiguos por otros más eficientes. También se tienen en cuenta los proyectos de domótica o iluminación LED que reduzcan el gasto energético.
Para que Hacienda acepte la deducción, la obra debe ir acompañada de dos certificados de eficiencia energética, uno antes y otro después de la reforma, que puedan acreditar una reducción mínima del 7% en la demanda de calefacción y refrigeración o una mejora del 30% en el consumo de energía primaria no renovable.
Estas mejoras pueden aplicarse tanto en la vivienda habitual como en segundas residencias o viviendas de alquiler, siempre que estén en territorio español y sean propiedad del contribuyente.
Deducciones fiscales que se pueden aplicar en la renta 2025
Las deducciones por eficiencia energética son uno de los incentivos fiscales estrella de los últimos años. El Gobierno las creó en 2021 como parte del Plan de Recuperación, y dada su gran acogida, han sido prorrogadas hasta el 31 de diciembre de 2025. En la práctica, podemos distinguir tres niveles distintos de deducción, según sea el alcance de la obra.
Deducción del 20%
Para pequeñas actuaciones que reduzcan al menos un 7% la demanda de calefacción y refrigeración de la vivienda. Esta deducción se aplica a cualquier propiedad del contribuyente, tiene un límite máximo de 5.000 euros anuales y se calcula sobre el importe total de las obras con IVA incluido.
Un ejemplo sería: se van a cambiar las ventanas, y el coste de esta reforma es de 7.000 euros. En este caso se permite deducir 1.400 euros en la Renta, un 20% del gasto, siempre y cuando el certificado energético lo justifique.
Deducción del 40%
Para obras de mayor envergadura que consigan reducir un 30% el consumo de energía primaria no renovable o que logren una certificación energética A o B. Tiene un límite máximo de 7.500 euros, en este caso se necesita una certificación previa y posterior. Aplica, igualmente, a cualquier vivienda del propietario.
En este caso, una rehabilitación parcial de fachada y mejora de aislamiento térmico costaría 18.000 euros, pues se podrían deducir 7.200 euros si se consigue la reducción del 30% o una certificación A o B.
Deducción del 60%
Está pensada para reformas globales en edificios residenciales como comunidades de propietarios. Se necesita que la actuación afecte al conjunto del inmueble, al igual que en el punto anterior se debe conseguir una reducción del 30% del consumo o una calificación A o B. El límite en este caso es de 15.000 euros por propietario.
Todas estas deducciones se aplican en el IRPF y son compatibles con subvenciones o ayudas públicas, aunque no se puedan deducir las partes del gasto que hayan sido subvencionadas. Es decir, si se recibe una ayuda del 40% y se paga el 60% restante, solo se va a aplicar la deducción a la parte que paga el propietario.
Ayudas públicas y subvenciones
Además de las ventajas fiscales, existen ayudas directas que están financiadas por el Estado, las comunidades autónomas y los fondos europeos Next Generation EU. Estas subvenciones están gestionadas a través del Plan de Rehabilitación Energética de Viviendas y pueden cubrir entre el 40% y el 80% del coste total de la obra, dependiendo la magnitud de la mejora y el tipo de vivienda.
En la práctica, las ayudas se canalizan a través de las comunidades autónomas, las cuales publican sus propias convocatorias. También existen programas municipales complementarios, como bonificaciones del IBI o ICIO (Impuesto sobre Construcciones, Instalaciones y Obras). Algunos ayuntamientos, aplican descuentos del 50% en el IBI durante varios años a quienes acrediten una mejora energética de clase A o B.
Estas ayudas son compatibles con las deducciones fiscales del IRPF, siempre que no se supere el coste total de la inversión.


