Roboadvisors: qué son y cuáles son las precauciones a tener en cuenta para reducir el riesgo al invertir

Los roboadvisors han cambiado la forma de invertir haciéndolo mucho más sencillo, pero hay que conocer los riesgos que tienen para proteger tu dinero
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Invertir ya no es un terreno reservado a quienes tienen grandes patrimonios o conocimientos avanzados de finanzas. Gracias a la digitalización se ha transformado la forma en la que las personas gestionan su dinero, y uno de los protagonistas de este cambio han sido los roboadvisors.
Éstos son plataformas automatizadas que diseñan y gestionan carteras de inversión en función del perfil del cliente. Su promesa es sencilla: democratizar la inversión, haciendo que sea más accesible, fácil y con costes reducidos frente a los servicios tradicionales.
En España, la CNMV (Comisión Nacional del Mercado de Valores) estima que el patrimonio gestionado por roboadvisors superó ya los 6.000 millones de euros en 2024, con crecimientos de doble dígito cada año. Y se estima que continúe creciendo, ya que cada vez más pequeños ahorradores buscan alternativas a los depósitos o a la renta fija tradicional.
Aún así, la CNMV, la Autoridad Bancaria Europea y expertos en planificación financiera insisten en que los roboadvisors no eliminan los riesgos de invertir. Tampoco garantizan rentabilidades ni son una “solución mágica” para hacer crecer el dinero. Son una herramienta financiera que hay que entender.
¿Qué es un roboadvisor y cómo funciona?
Los roboadvisor son plataformas digitales que utilizan algoritmos para asignar la cartera de inversión más adaptada al perfil de riesgo, objetivos y horizonte temporal que se seleccione. El proceso suele comenzar con un cuestionario sobre las metas financieras que se tienen, cuál es la tolerancia al riesgo y los plazos que se marcan. A partir de esta información, se genera una cartera compuesta por fondos indexados o ETFs de bajo coste.
Una vez que el dinero está ya invertido, el algoritmo se encarga de realizar ajustes periódicos, lo que se conoce como rebalanceo de la cartera. Si un activo sube mucho y desequilibra la distribución prevista, el roboadvisor vende una parte y la redistribuye para mantener la estrategia original.
Pero eso no quiere decir que no se pueda controlar, ya que se puede consultar en cualquier momento a través de la app o de la web. De hecho, en muchos casos, se ofrecen informes visuales y simulaciones de escenarios futuros para que la persona sepa si va por buen camino hacia su objetivo.
Riesgos y precauciones de los roboadvisor
De todos modos, el que sea automático no quiere decir que estén libres de riesgos: aunque los robodavisor aplican estrategias de inversión probadas, las carteras siguen estando sujetas a la volatilidad de los mercados. Los inversores deben asumir que pueden tanto registrar ganancias como pérdidas, sobre todo en el corto plazo.
Antes de abrir una cuenta, siempre hay que asegurarse de que el roboadvisor está supervisado por la CNMV o el Banco de España. Esto garantiza que la plataforma cumple con los requisitos legales y de seguridad. Si se trata de una empresa extranjera, se debe revisar qué organismo financiero la supervisa en ese país. Aunque los roboadvisors no aseguran rentabilidad, el dinero en efectivo depositado en cuentas vinculadas puede estar cubierto por el Fondo de Garantía de Depósitos hasta 100.000 euros.
Por otro lado, el hecho de que la gestión esté automatizada implica que el asesoramiento es estándar. No hay un profesional analizando personalmente el caso de cada cliente. Si la situación financiera es compleja, un roboadvisor puede quedarse corto frente a la atención de un asesor financiero humano.
También hay que tener en cuenta que al ser plataformas digitales, dependen de sistemas informáticos y seguridad online. Aunque cuentan con medidas de protección avanzadas, no están libres de riesgos como un fallo técnico o un intento de ciberataque. Hay que fijarse en que la plataforma tenga doble verificación, encriptación de datos y notificaciones de movimientos. Estos elementos son esenciales para proteger los fondos y la información personal en caso de un ciberataque.
A veces, estos roboadvisor tienen costes ocultos. Aunque las comisiones son más bajas que en otros productos, siempre es conveniente revisar con detalle qué incluye cada uno. A veces hay gastos adicionales asociados a los fondos en los que invierten, que no siempre son tan visibles en la publicidad inicial. Cuando se vaya a escoger un roboadvisor, no hay que quedarse solo con el número que aparece en grande en la página web.
Se debe comprobar si la comisión de gestión incluye los costes de los fondos en los que se va a invertir el dinero. Una comisión que puede parecer baja puede duplicarse cuando se comienzan a sumar gastos asociados.
Además, puede darse un perfilado incorrecto. El cuestionario inicial es fundamental, pero no siempre refleja a la perfección la situación real del inversor. Si alguien responde de una manera poco realista o marca que tolera mucho riesgo cuando la realidad es que no lo soporta, puede acabar con una cartera que le genere ansiedad. Siempre se ha de responder con sinceridad y calma.
Este paso es esencial para determinar qué cartera se va a asignar. Cuando se empieza a invertir con un roboadvisor, siempre se recomienda empezar por una cantidad pequeña para familiarizarse con la herramienta y, sobre todo, si se adapta al perfil del usuario antes de aumentar la inversión.
Evidentemente, siempre hay que comparar. En España existen distintas plataformas de inversión automatizada. Cada una tiene unas políticas distintas en cuánto a depósitos mínimos, diversificación de activos o incluso en la forma de calcular el perfil de riesgo.
También hay que informarse sobre cuánto tiempo va a tardar en estar disponible el dinero si se decide retirar. En general, los roboadvisors permiten vender la cartera en pocos días, pero puede haber diferencias entre plataformas.

