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Comparte coche, pero con cabeza: cómo ahorrar en combustible sin asumir riesgos legales

El carpooling no es ilegal, pero sí tiene restricciones claras
El carpooling no es ilegal, pero sí tiene restricciones claras. Freepik
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Compartir coche, también llamado carpooling, no es solo una solución improvisada entre amigos para hacer más económico un trayecto, se ha convertido en un nuevo modelo de movilidad urbana y sostenible en España. Con el aumento del precio de los combustibles, la presión ecológica y las restricciones de tráfico en las grandes ciudades, muchos han tenido que recurrir a esta solución para ir al trabajo o clases.

Sin embargo, no todo vale a la hora de compartir coche. Muchos ciudadanos no saben que hay una línea legal muy clara entre compartir gastos y estar ofreciendo un servicio de transporte ilegal. Saltarse esa frontera, aunque sea de manera involuntaria, puede conllevar sanciones económicas, problemas con el seguro e incluso, responsabilidad penal.

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Uno de los beneficios más directos de compartir vehículo es el ahorro significativo en combustible y peajes, ya que los costes se reparten entre los pasajeros. De hecho, compartir coche puede reducir los gastos hasta un 75% en viajes largos, y en viajes regulares al trabajo, se estima que un conductor puede ahorrar unos 1.500 euros al año si viaja con otros compañeros.

¿Cuáles son los riesgos legales de compartir coche?

Compartir coche puede parecer una acción beneficiosa, pero si no se respetan ciertos límites, puede tener consecuencias legales importantes. El principal riesgo es el de cruzar la delgada línea entre compartir gastos y realizar transporte de pasajeros con ánimo de lucro, algo para lo que se necesita disponer de una autorización administrativa y que está regulado por la Ley de Ordenación de los Transportes Terrestres.

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Según el artículo 101 de esta ley, si se ofrece transporte de viajeros sin licencia habilitante puede conllevar sanciones de hasta 4.001 euros. Esto se aplicaría si las autoridades consideran que hay ánimo de lucro o una organización habitual del servicio. Por ejemplo, si un conductor cobra sistemáticamente más de lo que correspondería al gasto real del trayecto, puede entenderse que está operando como un servicio profesional sin tener la autorización correspondiente, lo que supondría una infracción muy grave.

Además, muchas pólizas de seguros no cubren siniestros ocurridos mientras se realiza una actividad ilegal o profesional no declarada. Si ocurriese un accidente durante un trayecto que fuera considerado fuera de la legalidad, la aseguradora podría negarse a cubrir los daños y exigiría responsabilidades económicas al conductor.

Otro aspecto a considerar es la responsabilidad civil. Si ocurriera un accidente grave donde hubiera lesiones o, incluso, fallecimientos, el conductor podría enfrentarse a consecuencias penales si no se ha cumplido con la normativa, o si se demuestra imprudencia o negligencia en el trayecto.

Recomendaciones para compartir coche con cabeza

Para evitar cualquier susto y circular dentro de la legalidad, los expertos recomiendan seguir unas pautas básicas cuando se comparte coche con otras personas, ya sean conocidas o a través de alguna plataforma:

No cobrar más de lo que cuesta el trayecto

El conductor solo puede recibir una cantidad proporcional al consumo de combustible, peajes o mantenimiento relacionado con ese viaje. No puede obtener un beneficio económico. Para estar seguro de cuánto se debería cobrar, se pueden utilizar calculadoras de coste compartido o aplicaciones oficiales que determinan cuánto debería pagar cada pasajero.

Utilizar plataformas reguladas

Aplicaciones como Blablacar han diseñado sus servicios para poder ajustarse a la normativa vigente y estar dentro de la legalidad. Estas plataformas establecen límites de precio, verifican usuarios y proporcionan una capa adicional de seguridad jurídica, tanto para el conductor como los pasajeros. Se recomienda evitar organizar trayectos por vías informales o redes sociales para prevenir malentendidos o situaciones ilegales.

Formalizar acuerdos mínimos

Aunque sea de manera informal, es muy útil dejar por escrito los términos del trayecto, ya sea por mensajes, alguna aplicación de notas o WhatsApp. Estos términos establecen quién es el conductor, cuántos pasajeros van, qué se va a pagar y cómo se distribuyen los gastos. Esto puede servir como respaldo si hubiera reclamaciones.

Revisar el seguro del coche

Antes de comenzar a compartir trayectos regularmente, se debería revisar la póliza del seguro para asegurarse de que cubre viajes compartidos y no impone restricciones. Algunas aseguradoras incluso tienen dentro de sus pólizas las modalidades específicas para este tipo de viajes.

Conducir con responsabilidad

No es solo por la integridad de los pasajeros y el propio conductor, sino porque en caso de siniestro, las consecuencias legales y económicas pueden ser aún más graves si se puede demostrar imprudencia, exceso de velocidad o conducción bajo el efecto de sustancias.

Evitar trayectos demasiado frecuentes o sistemáticos

Si el conductor realiza el mismo trayecto cada día con pasajeros y cobra por ello, la Administración puede considerar que se trata de una actividad profesional encubierta. En ese caso, necesitaría contar con autorización de transporte y estar dado de alta como autónomo o empresa.