La también periodista y comisaria publica ‘Arte parece, plátano es’, un ensayo con claves para entender el arte del siglo XXI
“No tiene sentido decir que estas obras las puede hacer un niño, porque detrás hay un proyecto intelectual”, aclara
La periodista cultural, crítica de arte y comisaria de exposiciones Laura Revuelta indaga en las claves para entender por qué un plátano pegado a la pared con cinta aislante expuesto en un museo, cuya foto da la vuelta al mundo, puede llegar a subastarse por cifras millonarias pese a que casi todos se ríen de él.
“El plátano de Maurizio Cattelan es una travesura al mercado del arte. Lo que pone sobre el tapete son los juegos malabares de ese mercado arte para conseguir cotizaciones elevadas”, explica en una entrevista con Noticias Cuatro con motivo de la publicación de su libro ‘Arte parece, plátano es’ (Taurus).
El plátano de Maurizio Cattelan es heredero directo del urinario con el que Marcel Duchamp nos sorprendió el siglo anterior. Para Laura Revuelta, ya es hora de dar réplica a la manida frase de “esto lo haría mi hijo”, a la que un avispado creador una vez contestó con: “El arte contemporáneo son los padres”.
“No tiene sentido decir que estas obras las puede hacer un niño, porque detrás hay un proyecto intelectual”, aclara la autora. “El arte contemporáneo es así, no le demos más vueltas, y yo dudo mucho que cualquiera de estas extravagancias la pueda firmar un niño”.
Su ensayo propone bajar el arte contemporáneo de su pedestal de esnobismo y acercarlo al público para que se ría con él y no de él. O, al menos, para que sepa de qué nos reímos exactamente y nadie se quede con cara de tonto. En sus páginas no se da nada por sentado y se repasan y explican algunos de los principales acontecimientos de estos veinticinco años: desde la primera cancelación de Picasso por sus comportamientos machistas hasta la aparición de los NFT y la Inteligencia Artificial.
“En el siglo XXI el arte conceptual se ha comido la tostada. Ahora la idea vale más que el resultado de la obra. En el podio de los artistas más influyentes la medalla de oro es para Duchamp, seguido de Warhol y Piccaso”, resume Revuelta, que no se olvida de creadores fundamentales que siguen muy vivos, como Damien Hirst. Yayoi Kusama, Alicia Framis o Banksy.
En ese deseo de no dejar ningún charco sin pisar, también se zambulle en temas tan controvertidos como la descolonización de los museos o al activismo climático que pone en el foco mediático las grandes obras. El libro funciona como una brújula crítica para lectores, artistas, comisarios y público general que desean comprender cómo el arte ha pasado de ser contemplación para convertirse en campo de batalla político, producto viral y fetiche de mercado.
Revuelta pergeña un texto vibrante y con humor cruzando referencias cultas y pop, feminismo e ironía, historia del arte y memes, para preguntarse: ¿qué queda del arte cuando todo puede ser arte? Su propuesta es tan incómoda como imprescindible: revisar el canon, señalar las contradicciones del sistema y recuperar el sentido crítico en un momento donde la obra ha sido sustituida por el impacto, la polémica y la estética del algoritmo.


