Katia Guerreiro (Vanderbijlpark, Sudáfrica, 1976) está considerada una de las fadistas portuguesas más internacionales. Su música ha cautivado a audiencias de todo el mundo con su voz cálida y emotiva. Su carrera, que abarca más de dos décadas, se ha caracterizado por la exploración de las raíces del fado, al tiempo que incorpora elementos modernos y personales a su música.

“El fado no es triste, el fado es la vida. La vida tiene todas las dimensiones: tristezas, alegría, nostalgia y saudade, que es como una nostalgia alegre”, explica en una entrevista con Noticias Cuatro en Madrid, donde está de promoción del concierto que dará el próximo 4 de mayo en el Umusic Hotel Teatro Albéniz dentro del Festival Internacional de Fado de Madrid. Un festival que este año contará también con las voces de Alvorada y Fábia Rebordão y celebrará el centenario de Carlos Paredes.

Katia Guerreiro celebra el buen momento del fado. “Mi generación no escuchaba fado, porque se asociaba con la dictadura. Ahora hay un boom: cada piedra de Lisboa oculta un fadista”, bromea. Pero para ella tiene además una función sanadora. “El escenario es una terapia -confiesa-. Yo soy más feliz desde que canto”.

Guerreiro celebra en Madrid sus 25 años de carrea. Un cuarto de siglo en el que ha lanzado numerosos álbumes aclamados por la crítica, incluyendo ‘Fado Maior’ (2001) que llegó a ser disco de platino y debido a su éxito internacional fue editado en Japón y Corea del Sur, ‘Nas Mãos do Fado’ (2003), ‘Tudo ou Nada’ (2005), en 2008 se publicó su disco titulado ‘Fado’ (2008) y en 2009 ‘Os Fados do fado’ (2009).

Además, en 2010 se editó su recopilatorio ‘10 Anos nas Asas do Fado’. En 2014, publicó el disco ‘Até ao Fim’, en él incluyó dos poemas de Vasco Graça Moura ("Atéao Fim" y "As Quatro Operações") y uno de la poeta Sophia de Mello Breyner Andresen (“Sei que estou só”).

La cantante fue reconocida en 2005 en Portugal como ‘Personalidad Femenina del Año’. Ese mismo año la invitaron a ser miembro del Parlamento Cultural Europeo. En 2010 obtuvo el premio de ‘Mejor Intérprete de Fado’ de la Fundación Amália Rodrigues cuando cumplió su primera década de carrera musical.

En 2013 recibió la Orden de las Artes y las Letras de Francia, uno de los reconocimientos más altos que el gobierno francés otorga a los ciudadanos extranjeros, que la reconoció como una de las cantantes más importantes de su generación y gran embajadora de Portugal en el mundo. En 2015 recibió el galardón Comenda del Infante D. Henrique otorgado por Presidencia de la República Portuguesa, por su contribución a la expansión de la cultura, historia y valores portugueses.

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