Al final, Santana accedió a quedarse a dormir en La Casa de los tronistas, pero en el sofá, le dijo Marina. Pero el pretendiente se sentía un poco solo y desprotegido, y en medio de la noche, se coló en la cama de la tronista (eso sí vestido). "¿No roncarás?", le preguntaba mientras se ponía cómodo, Marina no consiguió echarle pero sí que le pidió que se fuera un poco lejos de ella para que nadie pensara nada raro.