Para ella, que no vive en una gran ciudad, votar desde el extranjero implica pedirse un día de vacaciones y pagar gastos como su desplazamiento hasta allí lo que, en total, puede suponer 100 euros. Miranda Sanz, médica española en Alemania asegura que no va a votar en estas elecciones: “Con lo difícil que lo tenemos los españoles que estamos fuera y nos ponen otras elecciones porque no han podido ponerse de acuerdo”, se quejaba.