A Anaika le cuesta mucho dar abrazos y siente que en el amor le ha ido fatal. Tiene orígenes haitianos, pero se siente muy española “tengo la cultura de aquí”. Busca a una pareja que sobre todo la respete porque antes lo han hecho demasiado. Le gustan los blancos y los negros, pero le tiran más los hombres negros.
Abi, su cita, es un tipo altísimo y con un cuerpo “que no me ha regalado nadie, lleva mucho trabajo”. Al verle, los ojos de Anaika se han iluminado con su belleza “me ha gustado”. Abi le ha contado que tenía 23 años y que vivía en Zaragoza, pero no sabemos si Anaika le ha gustado porque por su trabajo de modelo “estoy con chicas preciosas y soy muy exigente”.
Al soltero le han gustado mucho los ojos de su cita y Anaika no ha querido mentirle “son lentillas”. Ella ha querido saber cómo comenzó a ser modelo y él le ha contado que un fotógrafo se fijó en su belleza. Abi ha escuchado muy atento la teoría sobre las personas de su cita, pero tenía claro que no era la chica que estaba buscando porque para él la belleza es muy importante y Anaika no tenía la que buscaba.
En el reservado, les ha tocado darse un beso que no olvidaran y Abi le ha dicho a Anaika que se ponía en sus manos. Ella se ha puesto nerviosa, pero el chico la estaba gustando mucho y se ha lanzado a la piscina. Le ha puesto el antifaz, la ha manchado los labios de tarta y le ha besado apasionadamente.
Abi parecía encantado y ha dejado a Anaika que se hiciera ilusiones “siento que él puede ser mi hogar”, pero era totalmente consciente de que lo estaba haciendo fatal “Sé que lo que he hecho está muy mal porque no le voy a dar una segunda cita, no me atrae físicamente nada”.
A Anaika le ha gustado mucho que Abi le bailara y no se esperaba en ningún caso que Abi le dijera que no quería tener una segunda cita porque le había parecido que era muy joven y que no le había gustado físicamente. Anaika ha alucinado y le ha explicado que igual ella era muy niña todavía, pero que no se besaba con una persona que no le gustaba nada físicamente.