La financiación del terror

TELECINCO.ES 16/04/2008 10:07

Las cosas han cambiado mucho desde que en sus inicios los miembros de la organización utilizaran el atraco a las entidades bancarias cómo principal fuente de ingresos y desde hace unos años estos atracos se han ido convirtiendo en secuestros, impuestos revolucionarios y una complicada trama empresarial que asegura a la banda terrorista su medio de supervivencia. Sin dinero, las medidas policiales y políticas no serían necesarias, ETA desaparecería por si sola.

Los secuestros

El 1 de diciembre de 1970, Eugenio Behil inauguraba la lista de secuestrados por ETA, una lista que actualmente asciende a casi 80 víctimas sometidas a la vía de la presión y el chantaje de la banda hacia el gobierno. Una siniestra actividad, que aunque actualmente no parece llevarse a cabo, ya que el cobro del impuesto revolucionario resultaría suficiente para cubrir sus necesidades financieras, ha causado el horror e incluso la muerte de decenas de personas.

Los secuestros no siempre han terminado con el final esperado, ya que aunque en la mayoría de las ocasiones, el pago del rescate o la intervención de las fuerzas de seguridad han puesto punto y final al calvario de los secuestrados, algunos de ellos han corrido peor suerte y resultaron asesinados por los terroristas.

Fueron necesarios 532 días para que la Guardia Civil consiguiera liberar al secuestrado más longevo de la banda terrorista, el funcionario de prisiones José Antonio Ortega Lara. Una suerte que no llegó a tiempo ante el ultimátum de 48 horas que ETA dio al gobierno antes de dispararle dos tiros en la nuca al diputado del PP en Ermua, Miguel Ángel Blanco.

El llamado impuesto revolucionario

Al igual que un cáncer, según aseguran muchos de los empresarios sometidos a esta extorsión terrorista, cuando te llega la temida carta, sabes que aunque no te cause la muerte tu vida cambiará para siempre.

Existen dos tipos de cartas en las que se pide o exige dinero para la financiación de ETA. Las primeras van dirigidas a los propios simpatizantes de la organización, quienes incluso en ocasiones llegan a solicitar la recepción de las mismas ya que consideran sus aportaciones voluntarias cómo algo normal y necesario. El problema llega cuando esta carta llega a un destinatario completamente ajeno a ETA. Lo más habitual, buscando despertar el mayor grado de terror, es que la carta llegue a alguno de los familiares de la víctima. Se trata de una carta escrita en euskera y posteriormente traducida al castellano, en la que se informa al empresario de la extorsión a la que va a ser sometido, de la cantidad que debe de abonar y el método de hacer efectivo el pago que suele ser en billetes no correlativos de 10, 20 ó 50 euros. ¿Pero dónde y cuando?

Esta es otra de las estratagemas que emplea ETA para incrementar la angustia de los extorsionados, ellos mismos deben encontrar el camino para solventar la supuesta deuda revolucionaria. Un camino de desesperación que lleva a algunos empresarios a recurrir a las fuerzas de seguridad u otros empresarios en busca de ayuda. Un camino que para los terroristas resulta equivocado, ya que si toma la primera opción, ellos sabrán quién ha sido, todas las cartas contienen un código secreto que aunque sea inapreciable les sirve para identificar al denunciante. Al mismo tiempo que el segundo camino les lleva a ellos, algunos empresarios han conseguido librarse de sus deudas con la banda proporcionando información sobre otros empresarios. No parece haber otra salida que pagar.1

Los ceros a pagar por las personas extorsionadas han decrecido al mismo tiempo que se multiplicaban los empresarios, actores o deportistas extorsionados. Piden menos dinero a mucha más gente, provocando una reacción lógica. "Pago lo que me piden y que me dejen en paz", sólo quieren que se termine el calvario. Un error muy común, ya que una vez que han entrado en el círculo nunca pueden salir de él. Cada dos o tres años, una nueva carta vuelve a llegar a sus hogares pidiéndoles una cantidad superior a la anterior.

"Ha pasado usted a ser objetivo prioritario de ETA", es el texto que aparece en las siguientes cartas que reciben los extorsionados que no han cedido al chantaje de la banda, un chantaje que ya no sólo les vuelve a reclamar la cantidad acordada, sino que les exige el pago de los intereses acumulados.

Desde abril de 1976, ETA ha asesinado a más de cuarenta empresarios y no ha cesado de colocar explosivos en los negocios de cientos de industriales.

Financiación empresarial

La lucha antiterrorista siempre ha tenido la certeza de la existencia de una complicada trama empresarial que permitiría a la banda terrorista blanquear el dinero obtenido mediante la extorsión y el chantaje. El Proyecto Udaletxe, la desmatelación de una red de empresas paralelas de la Koordinadora Abertzale Socialista (KAS) y la operación contra Xaki, son sólo algunas de las intervenciones policiales que han demostrado sus certezas a cerca de la red empresarial de ETA, tanto en España cómo en el resto del mundo.

En la misma línea de financiación se encuentran las herriko tabernas, sedes de Batasuna que, durante años, han funcionado como centros operativos de recaudación del impuesto revolucionario de la banda.