'El Tubo': el submarino que ha ascendido de las profundidades para exhibirse ante el público

Bienvenidos a bordo de 'El Tubo', así se conoce familiarmente al submarino Mistral, al bajar cinco metro por la escalera de la escotilla, se comprende inmediatamente el porqué de este mote. Un estrecho pasillo de apenas medio metro conecta proa y popa. Es la columna vertebral de una ballena de acero en la que 67 tripulantes, surcan las profundidades del océano durante semanas sin salir a la superficie. "Ver sin ser vistos", es la principal consigna de un submarino. A pesar de las nuevas tecnologías, sonar y periscopio siguen siendo sus principales guías.

Desde el centro de mandos se controla el lanzamiento de los torpedos, que descansan junto a algunas literas de los marinos. El espacio aquí es tan escaso, que no queda hueco ni para la intimidad,

Los equipajes se reducen al mínimo, al igual que el uso de la única ducha disponible. Tres minutos de agua corriente cada tres días es lo que corresponde por tripulante.

Vocación dentro de una vocación, la del tripulante submarino es sin duda una de las más duras y exigentes de la armada.

Con 67 metros de eslora, para otros tantos tripulantes, la vida a bordo del Mistral es un ejemplo de respeto y convivencia, en condiciones extremas. Estos días han querido abrir las puertas al público para mostrar su forma de vida y su trabajo diario.

Ferrol y Lisboa serán los puertos donde el Mistral emerja de nuevo antes de regresar a casa, a Cartagena. Después quién sabe dónde volverá a dejarse ver.

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