"Al sucesor de Benedicto XVI no le faltarán desafíos y estos son una invitación para la creatividad y la innovación", ha destacado en una entrevista a 'The Telegraph'.
"Necesitamos encontrar modos de relación con los nuevos desafíos sociales y culturales", ha subrayado al tiempo que ha destacado la importancia de "evangelizar" a aquellos que han abrazado "formas de vida alternativas, tendencias o cuestiones de género". "No podemos decaer en nuestra tarea de proveer una guía", ha añadido.
Entre los desafíos, Turkson ha indicado que la Iglesia necesita "reparar" su imagen después de los recientes escándalos. "La Iglesia, si piensas en un barco, está atravesando una especie de tormenta y no parece que se vaya a terminar ya", ha añadido.
Asimismo, se ha referido al secularismo en Europa y ha apuntado que, mientras las iglesias de este continente se están "quedando vacías", en las de América Latina, África y Asia, la Iglesia está creciendo, aunque ha puntualizado que allí también existe el reto de mantener a los fieles.
En este sentido, Turkson ha asegurado que, si fuera elegido, su principal reto sería mantener la doctrina católica ortodoxa aunque al mismo tiempo "saber cómo aplicarla de forma que no se convierta tampoco en irrelevante en un mundo de continuos cambios".
En cualquier caso, ha señalado que si él fuera el próximo Papa significaría "mucho cambio" personal. "Mucho cambio desde muchos puntos de vista. Yo he sido arzobispo, lo que implica un cierto liderazgo y, si esto hay que hacerlo a nivel mundial, las dimensiones se expanden casi infinitamente", ha indicado.
Además, ha apuntado que, al igual que con Benedicto XVI y los Papas anteriores, en cada Pontificado se nota la marca propia de cada uno, "sin intentar ocupar los zapatos de ningún otro sino encontrando los propios".
Turkson ha indicado que, aunque es "una posibilidad" que se elija a un Papa africano, ya en el último cónclave, hubo un movimiento para tener un candidato de la mitad sur de La Tierra, y antes de él, un joven cardenal africano llamado Arinze, de Nigeria, se perfilaba en cada cónclave como posible candidato.