Después de días de aparente normalidad interna en la enfermería de la cárcel de Picassent, Valencia, la presunta parricida habría sufrido un cambio radical, según contaron ayer los funcionarios a las cámaras de Cuatro al Día.
La mujer tuvo que ser reducida por varios funcionarios al sufrir un nuevo brote psicótico, similar al que pudo sufrir el día que hallaron asesinados a sus hijos de cinco meses y tres años y medio. María, de 27 años, so volvió muy violenta sin razón aparente. La emprendió a patadas y puñetazos contra los trabajadores de la prisión. En su delirio pidió hablar con sus hijos y acusó a los médicos de la prisión de envenenarla.
"Era tal la violencia que han tenido que reducirla", contó ayer una funcionaria a una reportera de Cuatro al día. Las dos únicas funcionarias que prestan servicio en el departamento, han tenido que avisar al jefe de servicios y ante la violencia que presentaba, han tenido que pedir refuerzos a otros compañeros y ha tenido que ser reducida”.