La pequeña, de tres años, desapareció la madrugada del 27 de julio de 2017 en Pizarra mientras jugaba con sus primos en la terraza de un restaurante del pueblo. Horas después, el cuerpo sin vida de la niña era encontrado junto a las vías del tren a cuatro kilómetros del lugar.
La principal hipótesis desde entonces ha sido que la muerte fue accidental, algo que ahora corrobora el auto. La pequeña habría fallecido tras recibir el impacto de un tren y después de recorrer cuatro kilómetros sola cerca de las vías.
El auto, al que ha tenido acceso Europa Press, considera que no hay pruebas que sostengan que la joven fuera cogida por una tercera persona. “No existen indicios que permitan sostener que terceras personas la cogiera y que, en contra de su voluntad se la llevaran”, indica la jueza instructora del caso. Todo esto a pesar de la creencia de los padres, que consideraban que Lucía no podría haber recorrido sola esta distancia.
Después de las múltiples diligencias que se han practicado, el auto recoge que no se encontraron restos biológicos de terceras personas en la pequeña. Las manchas halladas en el cuerpo, además, eran de grasa que podría ser del tren o de las vías.
Por último, la jueza afirma que los talones de la pequeña estaban erosionados, algo que sugiere que estos habrían sufrido un roce continuo por la deambulación. Eso sí, el auto reconoce que es imposible dar una explicación a cómo llego la joven al lugar del fallecimiento. Además, alude a las imágenes grabadas en las que se puede ver a una persona pequeña andando sola por las vías del tren, “siendo altamente probable que dicha menor fuera la fallecida”.