La investigación se remonta a finales de mayo cuando los investigadores detectaron robos en hoteles que seguían el mismo modus operandi, según un comunicado de los Mossos
Los delicuentes se organizaban en grupos de tres o cuatro personas: entraban en los hoteles, se hacían pasar por turistas y aprovechaban los momentos en que los clientes estaban en los mostradores para entrar o salir del local para robarles los equipajes.
El grupo tenía tareas claramente diferenciadas y escogía los turistas como víctimas para una mayor posibilidad que no pusieran denuncia o no se personaran a la fase judicial si lo hacían.
La organización usaba identidades falsas y disponía de una red de receptores que compraban los objetos robados el mismo día que se habían sustraído para dificultar su relación con los hechos, y además usaban vehículos a nombre de testaferros para desplazarse y huir de forma efectiva.
El dispositivo policial se puso en marcha el 2 de octubre con diez entradas en Barcelona, cuatro en L'Hospitalet de Llobregat y una en Cornellà de Llobregat con el resultado de 23 personas detenidas, de nacionalidades española, peruana, marroquí y argentina como presuntos autores de un centenar de robos.
Los agentes intervinieron 69.000 euros en efectivo, 385 teléfonos móviles, 33 ordenadores portátiles, 43 cámaras de fotos, 23 cámaras de vídeo y 48 tabletas electrónicas.
Entre los objetos también se intervinieron más de 200 piezas de joyas y siete vehículos usados por los integrantes de la organización para delinquir.
En dos de los domicilios se encontraron dos laboratorios para clonar y falsificar tarjetas de crédito y de TMB, además de máquinas de clonación, tarjetas en blanco y un rollo de títulos de Metro para poder preparar 2.000.