El autobús que chocó ayer contra el pilar de hormigón circulaba entre 80 y 90 kilómetros por hora en una vía en obras que estaba limitada a 70, según las pesquisas de la Guardia Civil sobre el terreno.
El conductor perdió el control del vehículo con 21 pasajeros. Se baraja la posibilidad de que sufriera un desvanecimiento, somnolencia o un mareo porque no hay señal de frenada. El hombre se llevó por delante todas las señales de la obra hasta empotrarse contra la columna.
La compañía en un comunicado ya dijo ayer que el hombre había pasado el último reconocimiento médico en abril. El hombre, que resultó herido en una pierna, tiene 40 años y lleva siete como conductor sin ninguna sanción.
Hoy el director general de Tráfico, Pere Navarro, en la rueda de prensa en la que ha hecho balance de los accidentes de tráfico mortales de este verano, ha dicho que la empresa Alsa "es un referente en seguridad vial, muy comprometida".
Solo cabe esperar al resultado final de la investigación para saber qué fue realmente lo que ocurrió.
Los obreros que estaban allí cuando pasó todo fueron los primeros en auxiliar a los heridos. Al igual que los conductores que circulaban detrás del autobús. Los vecinos testigos de la zona asistieron atónitos a lo que allí ocurría pero ninguno pudo entrar en la carretera para ayudar.
Permanecen hospitalizadas cuatro de las 15 personas heridas, los cuatro en la UCI del Hospital Universitario Central de Asturias y con pronóstico reservado.