La nonagenaria se convirtió en la primera víctima mortal por atropello con un patinete eléctrico en España y ha vuelta a poner en el foco los numerosos problemas que ha desencadenado la irrupción de este medio de transporte en los distintos centros urbanos.
El suceso tuvo lugar el pasado mes de agosto, pero ha sido este miércoles, ante el proceso penal al que se enfrentan los dos jóvenes que iban en el patinete, cuando ha trascendido. La jueza investiga si en el momento en el que se produjo el atropello, el joven que conducía el vehículo de movilidad urbana, de 19 años, estaba mirando el móvil.
Ellos han asegurado que la velocidad a la que circulaban era de 7 kilómetros por hora. Sin embargo, la realidad es que el impacto provocó que la mujer cayese y sufriese un golpe en la cabeza al que no pudo sobrevivir.
En plena polémica, y ante la llamada continua de los ayuntamientos, que pese a que en ciudades como Barcelona, Madrid o Valencia han establecido su propia regulación han demandado por activa y por pasiva la aplicación de una normativa a nivel estatal, clara y específica, la DGT ha anunciado que trabaja en un real decreto para prohibir que los patinetes eléctricos circulen por la acera así como para limitar la velocidad máxima a la que pueden circular a los 25 kilómetros por hora.
Con ello, se pretende establecer la pretendida normativa básica estatal que con posterioridad podrán ampliar y ajustar a sus necesidades los distintos ayuntamientos.
Mientras tanto, en las calles se reproducen y multiplican las quejas de los peatones, que aseguran que los usuarios de estos vehículos a menudo no toman las precauciones necesarias para circular apropiadamente. "A veces no saben ni por dónde ir", sostienen. Prueba de ello es la temeridad que nos sorprendía hace apenas unas semanas, donde una pareja a bordo de un patinete eléctrico se dejaba ver a más de 80 kilómetros por hora en la famosa Diagonal de Barcelona.
No obstante, los que utilizan estos vehículos los defienden. Aseguran que la gente va despistada y no se fijan. Lo que está claro es que el patinete eléctrico ha proliferado mucho más rápido que las leyes que lo regulan.
La misma división que existe en las calles se aprecia en el ámbito administrativo y en la normativa de cada consistorio. Los patinetes eléctricos son una realidad tan compleja como dividida. Esta semana se han inaugurado en Málaga, donde el único requisito que se debe cumplir es no aparcarlos en la acera.
En Segovia, sin embargo, no vemos patinetes ni por la acera ni por la calzada. La razón: “para preservar la seguridad de las propias personas que utilizan este tipo de vehículos”, tal y como explica el portavoz socialista del Ayuntamiento, Jesús García Zamora. Se niegan a seguir modas y directamente los han prohibido, aunque hay quien opina que “habría que regular más que prohibir”.
No obstante, si la policía les ve usándolos la sanción prevista son 500 euros y la inmovilización del vehículo de movilidad urbana.