Hace unos días conocíamos la historia de Meriam Ibrahim, una sudanesa condenada a muerte por amor y convertirse al cristianismo, y hoy nos llega la historia de Saba Maqsood, paquistaní de 18 años, que hace unos días se casó por amor con su vecino, Muhammad Qaiser, en contra de los deseos de su familia.
Como castigo su padre, su hermano y sus tíos le dieron dos tiros, la metieron en un saco y la tiraron a un río de Lahore. Ellos creían que la chica había muerto pero, milagrosamente, tuvo fuerzas para acercase a la orilla donde ya pudieron ayudarla.
La joven recibió los disparos en la cara y en la mano, según ha explicado Ali Akbar, un portavoz de la policía en Hafizabad, provincia de Punjab. “Es una chica valiente, pudo salir del río y pedir ayuda”, ha dicho el agente.
Muchas familias paquistaníes consideran deshonroso que las mujeres elijan a sus parejas. Entienden que deben aceptar los matrimonios concertados. La negativa a veces conduce a crímenes de honor.
Hace un mes en Lahore se vivió una situación similar. El caso aquella vez llegó a la ONU. Pero hay otros muchos casos que no se denuncian. En 2013, se dieron a conocer 869 casos a los medios de comunicación, de acuerdo con la Comisión de Derechos Humanos de Pakistán, pero la cifra real se cree que es más alta.