"En una escala del 1 al 10, me doy un 6", ha afirmado Duterte en un mensaje de texto dirigido al diario 'Inquirer'. "Para mí, es un logro modesto. No soy ambicioso puntuándome a mí mismo. Sólo lidio con la realidad. El éxito para mí es otra cosa", ha añadido.
Su popularidad durante sus primeros meses de Gobierno no ha pasado desapercibida: según el primer sondeo elaborado por Social Weather Stations (SWS) sobre el índice de satisfacción del Gobierno presidencial desde que Duterte asumió el cargo, tres de cada cuatro filipinos se han mostrado satisfechos.
En términos de satisfacción neta --calculada restando el porcentaje de insatisfechos al porcentaje de satisfechos--, Duterte ha obtenido un 64 por ciento de respaldo, el segundo nivel más alto desde la Revolución Edsa, de 1986.
La revolución, conocida también como Revolución Amarilla, fue una serie de manifestaciones que se iniciaron en 1983 y provocaron que Ferndinand Marcos abandonara el poder, tras lo que se restauró la democracia en Filipinas.
Sólo Fidel Ramos obtuvo un mayor índice de satisfacción que Duterte (un 66 por ciento), mientras que su predecesor en el cargo, Benigno Aquino, y Joseph Estrada, obtuvieron un 60 por ciento cada uno, y Corazon Aquino, un 53 por ciento.