Animales como el aye-aye, el saiga o la tortuga gigante del Yangtsé apenas son conocidas por el público a pesar de que su estado de conservación es crítico. Sin embargo, no reciben la misma atención y a la larga también menos esfuerzos específicos y donaciones que otras especies amenazadas pero más populares, para garantizar su supervivencia. En el mundo animal, los guapos también lo tienen más fácil.