Dos años del genocidio de los roginhyas : "Quemaron nuestras casas y se apropiaron de las tierras"

  • El ejército de Myanmar intentó exterminar a la minoría musulmana

  • Tuvieron que huir a Bangladesh, donde se creó un campo de refugiados

  • No son reconocidos como refugiados: no pueden trabajar ni salir del recinto

El ejército de Myanmar intentó exterminar a los rohingyas: la minoría musulmana en un país de mayoría budista. Destruyeron sus casas y quemaron sus tierras, fue una auténtica masacre, un genocidio.

La única alternativa para sobrevivir era huir a la vecina Bangladesh. Un éxodo que concluyó, tras semanas a pie, en el campo de refugiados de Kutupalong. Desde entonces han pasado 2 años, y en la actualidad ese lugar se ha convertido en un megacampo donde viven 700.000 personas, según Médicos sin Fronteras.

Las condiciones en las que viven son lamentables: duermen en chabolas de bambú y plástico, hacinados y sin condiciones sanitarias mínimas. Por ello, las enfermedades altamente contagiosas como la difteria tienen vía libre en la zona.

Aunque ya no son asesinados, las cicatrices psicológicas siguen haciendo mella en una población sin oportunidades de futuro, entre otras cosas, porque no tienen la condición legal de refugiados, no pueden trabajar, ni salir del recinto, así que su superviviencia depende por completo de la labor de las ONGs.

La tragedia fue mediática hace dos años, pero tras otras crisis humanitarias, la comunidad internacional miró para otro lado, sin haber dado una solución para el pueblo roginhya, que ahora solo se recuerda en los aniversarios.