Que nadie te amargue una tirada con amigos

Agustín Hernández 05/07/2016 16:44

Lo habíamos hablado hace un mes, la carrera de los 15km Metlife Madrid era la prueba ideal para cerrar la temporada. La descubrimos hace un año y decidimos implicar al resto el grupo con el que nos entrenamos cada sábado para despedir el año con uno de los recorridos más atractivos de la capital. Una buena distancia, nueva para algunos, y sobre todo un circuito que te llevaba por los monumentos y lugares más emblemáticos de Madrid que empezaba en el paseo de la Castellana, seguía por Cibeles, el Retiro, Recoletos, Atocha, el congreso de los diputados, la puerta del Sol, el Madrid de los Austrias, el palacio Real y acababa en la entrada de la casa de Campo. Ni el mejor autobús turístico podía ofrecer una ruta con 15 kilómetros de semejante lección de historia.

Con estos ingredientes los compañeros de series de los sábados no se pudieron resistir así que dos días antes y cuando la organización de la carrera comunicó que por causas ajenas cambiaba el recorrido llegó la gran decepción. El ayuntamiento alegando motivos técnicos y la coincidencia con las fiestas del orgullo gay (de las que estoy muy orgulloso, por cierto) dio el portazo a la carrera y les conminó a modificar el recorrido. La única opción sería recorrer 15 kilómetros por el eje Castellana-Recoletos, que para los que no controlen distancias o sean de Madrid se resumen en cinco de bajada, cinco de subida y otros cinco de bajada.

La alternativa no tenía ni color, como dicen algunos la carrera discurriría por el “carreródromo” de Madrid, es decir que pasaríamos por el circuito mas visto y pateado de la capital, que acoge cada año decenas de carreras de todos los tipos, distancias, patrocinios, y que para este ayuntamiento, el del cambio y el del no cambio, se ha convertido en un comodín fácil de controlar. Como os podéis imaginar el grupo de “whasapp de running “echaba humo: que si la Carmena, que si la organización ya lo sabía, que si lo sé no me apunto. Hasta que alguien preguntó por la hora y el punto de encuentro. Por supuesto que estábamos decepcionados con el recorrido alternativo pero antepusimos una quedada con amigos al ninguneo que habíamos sentido porque nos obligaba a correr quince kilómetros de los más monótonos e insulsos.

Sin embargo y esto es lo que te da este deporte cuando llegó el domingo y nos vimos en la salida, del mal rollo por el inesperado cambio de recorrido ya no quedaba ni rastro. La carrera ideal para acabar la temporada se había convertido en el plan de un domingo con una tirada de 15 kilómetros junto a ocho amigos. Ni calentamiento, ni nerviosismo por salir entre los últimos. Lo de menos era el reloj, porque de lo que se trataba era de correr en grupo, con la gente con la que compartes esta afición. Y aunque los 15 km prometidos no eran lo mismo, al completar la carrera ni nos acordábamos del Madrid monumental. Solo por ver como nos felicitamos entre los compañeros al cruzar la meta había merecido la pena.

Lo dicho, que nadie te amargue una buena tirada con amigos, y tampoco una buena jarra de cerveza con limón.