Recuerdo que hace unos quince años vi una película cuando comenzaba la era en la que estábamos rodeados de cámaras. Todo esto ha derivado en una ristra permanente de ‘imágenes reales’ que a mí me produce una sensación de pesadilla, y de que somos un programa complemente blanco con respecto a lo que se emite hoy en día.
Todo esto tiene un lado bueno, evidentemente, y es que nunca la realidad estuvo tan pegada a nosotros. Pero también tiene un lado macabro. Si uno ve una hilera de estas imágenes que suelen ser palizas, agresiones y atropellos, la sensación que se tiene es que todo el mundo es así, hostil y violento. Esto no es así, es simplemente que nunca antes habíamos tenido acceso a tantas imágenes.
Yo recuerdo cuando veíamos vídeos de China con una enorme frialdad que nos sorprendían, y eso que nos parecía lejano y poco empático, es con lo que se nos ameniza hoy en día. Yo no lo critico, pero no lo tengo claro. Veo personas que no intervienen cuando se producen palizas y es que, pese a estar más vigilados que nunca, estamos más desprotegidos.
No vamos a analizar la paliza, sino esa falta tremenda de empatía que tiene la gente grabando con el móvil presenciando una escena atroz como si no pasara nada. Mi sensación es que nos han cortado hilos de afectividad. Sospecho que la tecnología que nos conecta, también nos ha cortado nexos con lo más inmediato. ¿Acaso esto no es terrible?
Mi misión es lanzar preguntas, hasta dentro de siete días, amigos.
IKER J.