Análisis de Dolmen: un ‘soulslike’ en el espacio con toques de Lovecraft

  • Dolmen es un juego de acción RPG con esa dificultad extrema que tanto engancha

  • Una ambientación de ciencia ficción que se inspira en el horror cósmico de Lovecraft

  • Desafiante y con un profundo sistema de crafting, permite el cooperativo contra sus jefes finales

El subgénero ‘soulslike’ está más de moda que nunca, sobre todo gracias al incontestable éxito de Elden Ring, y son muhcos los estudios de desarrollo que se miran en este tipo de juegos para crear sus propuestas. Es el caso de Dolmen, un juego de rol y acción en tercera persona que busca esa dificultad extrema en sus combates, ese ritmo lento en el que aprender habilidades y aumentar tu nivel son la clave para avanzar en su historia.

Pero Dolmen, editado por Koch Media dentro de su sello Prime Matter y desarrollado por el desarrollador brasileño Massive Work Studio, se aleja de la temática de fantasía medieval, típica de este género, para llevarnos al espacio. Una historia de ciencia ficción, salpicada por el horror cósmico de la literatura de H.P. Lovecraft, consigue ser un interesante mix que nos ha tenido un buen número de horas enganchados. Eso y que hemos muerto un sinfín de veces. Pero ya sabemos que esto es parte de la diversión.

Recolectando cristales interdimensionales

Dolmen es el nombre de un extraño mineral, un cristal con unas extrañas capacidades interdimensionales, la llave para que la humanidad y otras razas alienígeneas puedan saltar entre universos y revolucionar la exploración espacial. Y eso, como siempre, puede ser una fabulosa oportunidad o un desastre apocalíptico. Y como estamos en un videojuego, os podéis imaginar cual ha sido la elección ganadora.

En Dolmen nos encontramos en un futuro donde la humanidad ha colonizado varios planetas y distintas corporaciones privadas luchan por obtener ventajas militares y tecnológicas. Nuestro personaje trabaja para Zoan Corporation, una compañía que envía humanos genéticamente modificados, conocidos como Taladradores, a colonizar e investigar nuevos planetas para intentar explotar sus recursos. Uno de esos planetas es Revion Prime, un mundo rico en cristales Dolmen.

Como ocurre en dos de cada tres historias sobre colonias espaciales, un catastrófico accidente se ha llevado por delante el asentamiento de Revion Prime y a nosotros, mercenarios de fortuna, nos toca ir a ver qué ha ocurrido e intentar salvar los muebles. Nuestro objetivo será explorar el planeta y devolver los cristales Dolmen a los archivos, además de eliminar a las criaturas hostiles que, oh sorpresa, han infestado el planeta aprovechando las fisuras interdimensionales que genera el dolmen.

Con estos mimbres de peli de ciencia ficción ochentera, nos enfundamos el traje espacial y nos lanzamos a la superficie de Revion Prime para ir descubriendo una historia un poco más turbia y oscura de la que nos imaginábamos, que se irá tiñendo de cuento de terror cósmico lovecraftiano con el paso de las horas. Todo con un combate desafiante que nos sorprenderá desde la primera criatura que se lanza a intentar comerse nuestra cara. Esto no va a ser un paseo por el parque, eso seguro.

Craftea, que algo queda

Antes de comenzar nuestra aventura en Revion Prime tendremos que elegir qué clase de mercenario seremos. Dolmen cuenta con 5 clases que, en realidad, afectan sobre todo al armamento que llevaremos con nosotros y al reparto inicial de sus atributos. Las clases principales son Recluta, francotirador, cazarrecompensas y tanque, y se diferencian en el peso que tienen sus armas a corta o a larga distancia, además de tener algunos atributos más desarrollados que otros. Una quinta clase, llamada híbrida, es la más equilibrada y reparte todos estos aspectos de manera equitativa.

La clase inicial sirve tan solo para los primeros compases, porque en realidad se puede evolucionar el personaje en cualquier dirección, sin que exista ninguna limitación por la clase, por lo que podrás ir creando al héroe con el que más a gusto te encuentres combatiendo. Y es que los combates son la base de este juego que, aunque cuneta con armas de fuego, se dirimirá casi siempre en el cuerpo a cuerpo. Y es que la primera lección que aprendemos es que los disparos de nuestros láseres hacen menos daño que nuestros golpes con martillos, mazas o espadas de energía. Eso, y la importancia de la defensa, que podemos desplegar utilizando un escudo o un útil sistema de dash que nos hace desplazarnos hacia adelante, atrás o un lado de manera repentina para esquivar daño.

Pero todo tiene un coste, claro. El juego cuenta con tres barras de energía básicas que tendremos que tener en cuenta a cada paso: la roja nos muestra la salud de nuestro personaje (o los puntos de daño), la verde es el vigor (o stamina) y la azul es la energía. Podemos consumir la barra de energía para recuperar salud y a su vez meternos chutes de energía en las balizas que encontraremos repartidas por el mapa o con unas cargas que podemos adquirir y llevar con nosotros. La barra de vigor servirá para utilizar los escudos, algunos ataques y habilidades especiales.

Así comenzaremos los primeros combates, sobreviviendo como podamos hasta la siguiente baliza. Y es que si caemos nuestro cuerpo virtual quedará tendido en el suelo, con toda nuestra experiencia e inventario acumulado y el juego nos avisará de que ‘la línea temporal se ha interrumpido’. Apareceremos en la anterior baliza y tendremos que intentar llegar a nuestro cuerpo tendido para recuperar todo lo que habíamos logrado en la partida anterior. Las balizas, además de guardar nuestra progresión y cargar nuestras barras, nos permiten teletransportarnos a nuestra nave, que hará las veces de campo base para aplicar mejoras a nuestro traje y equipamiento gracias a los recursos que encontramos y añadir puntos a nuestros atributos gracias a los nanites (nanobots que recogemos de los enemigos). Y es que todos los recursos que obtengamos de los enemigos y que encontremos por la superficie del planeta valdrán su peso en oro para hacernos evolucionar. Los nanites y los fragmentos de dolmen se pierden de manera definitiva sin o recuperamos nuestro cuerpo.

En la nave y gracias a todo lo que vayamos acumulando en nuestras incursiones, podemos ir moldeando nuestro personaje para que sea más poderoso y para que se acerque más al tipo de héroe con el que nos gusta combatir. Así podemos dotarle de diferentes pistolas, espadas de dos manos, lanzas, hachas, diferentes escudos, armaduras alienígenas o escopetas, pero cada elección de armamento se puede potenciar mejorando atributos específicos y determinará la eficiencia general del personaje.

Hay otro elemento que no está determinado por los atributos y es la Tecnología. Esta pestaña afecta a la constitución del traje del jugador, y vienen a ser las habilidades pasivas del juego. Esto podemos irlo construyendo y mejorando a medida que avancemos en el juego a través de tres caminos diferentes, correspondientes a las tres razas de las que proviene dicha tecnología: humano, reviano y taladrador. El primero se centra en la gestión de la energía, el segundo en las mejoras orgánicas y el tercero en la mejora material. Cada mejora en cada uno de estos tres caminos aporta distintas habilidades pasivas que el jugador puede ir alcanzando y construyendo a su gusto.

Equipamiento y fragmentos de Dolmen

Otra de las maneras de hacer crecer a nuestro combatiente es la mejora del equipo, que podemos ir personalizando a medida que avancemos. Dolmen ofrece un total de 76 piezas de armadura únicas, incluidas piernas, pecho, casco y guantes, distribuidas en siete conjuntos diferentes. Y esto hay que unir los ocho ocho escudos disponibles, que mejoran la defensa del jugador (y a veces el ataque, porque también pueden usarse como arma y mejoran algunos atributos de ataque). Si a esto añadimos las 25 armas cuerpo a cuerpo (hachas, espadas, garrotes y guanteletes) y las 12 armas a distancia (pistolas, rifles o escopetas) tenemos un buen menú para elegir.

Todas las nuevas piezas deben construirse en la nave y requieren de cantidades exactas de recursos que podremos encontrar en nuestras incursiones en el planeta o que los propios enemigos dejarán caer cuando los derribemos. Y hay que tener en cuenta que todas estas piezas de equipamiento, que tanto nos ha costado construir, se perderán si caemos y no recuperamos nuestro cuerpo.

Como ya hemos dicho, entre los recursos que encontramos en Revion Prime, los fragmentos de dolmen son los más valiosos. Y es que estos fragmentos nos permiten convocar hasta tres jugadores más para que nos echen una mano en nuestro combate con algún jefe final de fase. Este modo multijugador cooperativo solo puede activarse en las luchas contra los jefes finales y tiene un coste de domen: concretamente tres fragmentos. Pero os aseguro que es un precio justo a pagar para que te ayuden con algunos bichos enormes e imposibles.

Y los fragmentos de dolmen también pueden servir para para hacer reaparecer a un jefe final que ya hayamos derrotado. ¿Y quién querría hacer semejante locura? Pues es que resultas que matar jefes finales proporciona una enorme fuente de nanites y materiales raros para fabricar armas especiales, tipo ‘jefe final’. Y esto puede ser suficiente incentivo para volver a resucitar a ese bicho que nos costó tanto derrotar y volver a la carga.

Un juego desafiante para amantes de la ciencia ficción

Con todos estos elementos de progresión, y algunos más que nos faltaría seguir nombrando para profundizar en su sistema de leveling y mejoras de personaje, se va creando un gameplay de lo más entretenido. Es cierto que muchos fans del género están acostumbrados a la ambientación de fantasía y puede que la ciencia ficción oscura que destila Dolmen les eche para atrás, pero nosotros tenemos que decir que, con cada muerte, hemos tenido el doble de ganas de volver a la superficie de Revion Prime a saldar cuentas con ese enemigo que nos ha hecho morder el polvo.

La ambientación de ciencia ficción y los toques de horror cósmico de Lovecraft le sientan bien al juego, aunque puede que no sea una propuesta de diseño revolucionaria ni demasiado espectacular, que vaya a pasar a la historia. Tiende más a los entornos oscuros y lóbregos, algo apagados en detalles vistosos, aunque hay honrosas excepciones en algunos niveles y arenas con jefes finales. A nivel técnico, el juego se luce en PC y las consolas de nueva generación, pero sin grandes alardes. El diseño de entornos resulta algo soso, al igual que el pobre diseño de niveles y los enemigos, que en muchas ocasiones resultan algo básicos. La banda sonora no se llevará ningún Grammy, y sus escasas voces en inglés (cuenta con subtítulos y textos en castellano) cumplen sin más.

En definitiva…

Dolmen es una fantástica propuesta para los amantes de los soulslike que huye de la fantasía medieval para lanzarse al espacio en busca de una aterradora historia de ciencia ficción. Su sistema de combate es muy atractivo y el sistema de progresión de su personaje, basado en la recolección y el crafting constante nos ha agobiado en un principio con su profundidad. La opción de multijugador cooperativo contra los jefes finales era casi obligada y resulta de los más útil. Si te gustan los retos, alístate para explorar este planeta repleto de criaturas de otra dimensión.