La fiesta napolitana se vive en las calles, los jóvenes beben cerveza en cualquier rincón, la música invade cualquier esquina y en las plazas más típicas siempre están los universitarios echando un trago. Las pizzerías no cierran y, cuando llegan las altas horas de la noche, los napolitanos se acuerdan de la figura de Maradona, el jugador que enamoró a toda la ciudad y del que a día de hoy lo recuerdan en cualquier parte de Nápoles.