Nápoles, una ciudad que todavía sigue marcada por la Camorra

cuatro.com 15/08/2018 00:06

Las personas son muy amables, nadie está preocupado y difícilmente le robarás una sonrisa a un napolitano. Por ejemplo, la trattoria Nenella es un restaurante muy particular donde cada noche 300 personas disfrutan de una cena con espectáculo a cargo de los camareros. Todos bailan, todos ríen y, en definitiva, todos se divierten... ¡hasta uno de los dueños del local se atreve a bailar con Amaya Rey, nuestra reportera!

Por otro lado, los jóvenes no pierden la ocasión para divertirse, aunque éstos prefieren preparar la fiesta en las calles de la gran ciudad. Bebida, música y pizza es la estampa habitual hasta altas horas de la madrugada, una diversión que nadie se quiere perder y en el que, por supuesto, también participan los españoles que se encuentran de Erasmus.

Pero no todo va a ser fiesta, en Nápoles se encuentran verdaderos paraísos. De hecho, ‘Viajeros Cuatro’ ha podido acceder con su cámara a teatro San Carlo de Nápole, el más antiguo del mundo, inaugurado en 1737.

Las viviendas no son nada del otro mundo, en el barrio de Sanitá, una de nuestras guías por la ciudad nos enseña su casa. Un piso en el que, nada más entrar al portal, ves cómo todo es muy antiguo, techos muy altos, escaleras interminables, no hay ascensores... y luego, cuando llegamos a su hogar nos encontramos con una superficie muy pequeña donde salón, cocina y habitación están unificadas. Una casa pequeña que en Nápoles cuesta ente 380 y 500 euros, un lujo.

El miedo a la Camorra

En Napolés continúa la tensión, los homosexuales tienen miedo a besarse en la calle por miedo a que alguno de ellos les vea y les dispare, los negocios de las calles tienen que pagar unas tasas a la mafia y los que se revelan deben tener mucho cuidado. Una situación que mantiene una incertidumbre que se prolonga durante décadas y que, aunque pasen los años, parece no acabar. Incluso hasta los italianos usan varias medidas para no toparse con ellos. Un escándalo en pleno siglo XXI.