La igualdad de la mujer para los Himba

cuatro.com 28/05/2011 00:04

De todas las historias que Kambana tiene para contar en Okohonga, probablemente la de acabar sirviendo la comida a su mujer, sea la que menos le guste. Jose, que acaba de comenzar un nuevo trabajo como camarero en Vitoria, decide llevarse un día al bar a Kambana para que aprenda el oficio.

Lo que Kambana no esperaba es que servir cafés y comida pudiera ser tan duro, no se para ni un segundo, y si al hecho de acatar órdenes de extraños, sumamos que entre ellos, hay mujeres que pagan para que les sirvan, se puede decir que la autoestima de Kambana llegó a mínimos históricos. "Me divirtió ver a mi marido sirviendo a mujeres, él jamás pensó que tendría que hacer algo así en toda su vida", decía Watumbikua. Mientras que él, bajo un pesimismo asombroso asegura: "El hombre aquí no sirve para nada".

Algo está cambiando

Sin embargo, Kambana no fue el único en darse cuenta del papel de la mujer en la vida de la gran ciudad. Kauvi y Watumbikua cayeron hace tiempo en cómo se desenvuelve la mujer occidental. Primero porque para gozar de placer sexual ya no hace falta aguantar maridos, porque controlamos nuestro cuerpo y la decisión de tener o no tener hijos, y porque la mujer puede vivir de lo que gana. El hombre no es el que necesariamente trae dinero a casa, la mujer no cuida sola a los hijos, y vive momentos de expansión personal fuera de casa, trabajando. "Los hombres aquí te permiten vivir tu vida como una mujer independiente. Puedes decidir", asegura Watumbikua.

Montse ha abierto un mundo nuevo de posibilidades para las mujeres Himba, "tus palabras nos enseñan y nos dan valor", dice Kauvi. Y es que a lo bueno es fácil acostumbrarse. Watumbikua ve lejos volver a Namibia y sueña con vivir en España, trabajar y conducir un coche, "lo dejaría todo para quedarme aquí trabajando", dice. Lo importante de toda esta lección, que parece hacer mella en ellas, es aprender que la mujer está en igualdad de condiciones que el hombre, y que enseñen a sus hijos a vivir como tales.

Nuevas generaciones de Himbas progres

Los gemelos aprenden a marchas forzadas cómo se vive en la ciudad, y aunque les cueste cogerle el ritmo a ciertas cosas, asumen de mano de sus "mujeres" que el hombre en España, no está por encima de ellas.

Les enseñan sus camas y no duermen con ellos, les visten, les llevan de fiesta, al cine, les presentan a sus amigas...en definitiva, hacen con ellos lo que quieren sin preguntar, y ellos, les siguen el ritmo.

Lo último para ellos fue conocer al grupo de amigos de las mellizas. El problema, la palabra "amigo" parece no existir en su diccionario. Para ellos todos eran competencia. Un hombre debe mostrar superioridad, y tomarse todo como un campeonato, parece ser su forma de vida más habitual. Pero había algo que no se esperaban: los chicos en España no se creen superiores a las mujeres, no se enfadan si pierden ante ellas, hacen las mismas cosas, y en ocasiones, son solo amigos.

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