Lo que parecía una nueva vida se convirtió en un infierno. Esclava sexual, explotada, torturada. Consiguió escapar de milagro: la Policía se presentó en el club tras un apuñalamiento. Olga aprovechó para enseñar los golpes que tenía por todo su cuerpo. La historia de Olga acaba bien, pero hay miles de vidas invisibles en España, después de Italia, el segundo mayor mercado de Europa para la trata con fines sexuales. Genera cada día 5 millones de euros. La demanda alimenta un negocio que encierra, explota y tortura a víctimas incapaces de escapar.