Dos jubilados, de 66 y 67 años, están ya en prisión acusados de robar en más de una treintena de oficinas de Barcelona. Accedían a locales vacíos por los áticos o por los patios de luces con mucha tranquilidad. Utilizaban guantes para no dejar rastro y revisaban cada esquina. Se llevaban todo el dinero y los aparatos electrónicos. Dicen que lo hacían para incrementar sus pensiones mínimas.