Educación

'Dieta' de deberes para tus hijos: la regla de la OMS y el tiempo máximo que deben estudiar sin quemarse

La regla de los 10 minutos es una referencia para establecer el tiempo. Freepik
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Entre el colegio, las extraescolares y las pantallas, muchos niños viven con la sensación de que el día no les da para todo. Los deberes, en teoría, deberían reforzar lo aprendido en clase, pero a menudo se convierten en la guinda de una jornada maratoniana. España está entre los países donde más tiempo se dedica a las tareas escolares en casa: alrededor de dos horas al día en la ESO.

A la vez, los organismos sanitarios llevan años recordando algo importante: los niños necesitan moverse mucho más y sentarse bastante menos. La OMS recomienda que los niños y adolescentes acumulen al menos 60 minutos diarios de actividad física moderada o intensa y limitar el tiempo sedentario, sobre todo delante de pantallas.

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Con estos datos en la mesa surge una pregunta clave para cualquier familia: ¿cuál es la “dieta” de deberes saludable para un niño?

La OMS no tiene una “regla de deberes”, pero sí de sedentarismo

Primero, una aclaración importante: la OMS no fija un tiempo máximo de deberes, ni entra en cómo debe organizarse el trabajo escolar en casa. Pero sí que establece un marco muy claro sobre las horas que los niños deberían pasar moviéndose y las que conviene limitar sentados.

Los niños y adolescentes de 5 a 17 años deben realizar al menos 60 minutos diarios de actividad física moderada o alta, puede ser jugando, corriendo en el parque, montando en bici, haciendo algún deporte… Cuánto más tiempo pasen activos, mucho mejor, y se recomienda reducir el tiempo sedentario, sobre todo, frente a pantallas de ocio. El sedentarismo prolongado se relaciona con peor salud física y mental.

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Los deberes no son exactamente lo mismo que el “tiempo de pantalla”, pero sí cuentan como tiempo sedentario: el niño está sentado, concentrado, generalmente dentro de casa. Si a ello le sumamos clases, estudio, videojuegos, móvil y tele, es fácil que el tiempo parado se dispare y deje muy poco margen para cumplir esos 60 minutos (o más) de movimiento al día.

Otra gran referencia es la “regla de los 10 minutos” de deberes

Mientras la OMS mira la salud física, la comunidad educativa y psicológica ha ido definiendo cuánto tiempo de deberes tiene sentido por edad para que sean útiles sin generar estrés excesivo.

En este campo aparece una regla que se puede ver una y otra vez en estudios y asociaciones: la “regla de los 10 minutos”. Según esta orientación, muy extendida en EE.UU. y apoyada por la National Education Association y la National PTA, los alumnos deberían tener unos 10 minutos de deberes al día por curso. Es decir:

  • 1º de Primaria: 10 minutos.
  • 2º de Primaria: 20 minutos.
  • 3º de Primaria: 30 minutos.
  • 4º de Primaria: 40 minutos.
  • 5º de Primaria: 50 minutos,
  • 6º de Primaria: 60 minutos.
  • Secundaria: en torno a 70-80 minutos.
  • Bachillerato: 2 horas como máximo.

Esta regla está basada en el trabajo del psicólogo Harris Cooper, quien analizó decenas de estudios sobre la relación entre deberes y rendimiento académico. Cooper detectó que, mientras cierta cantidad de deberes se asocia con mejores resultados, a partir de cierto punto el beneficio empieza a estancarse e incluso, puede volverse negativo: más estrés, más fatiga y peor actitud hacia el estudio.

¿Qué pasa cuando hay demasiados deberes?

La investigación también ha comenzado a documentar qué ocurre cuando la “dieta” de deberes se va de las manos. Un estudio de la Universidad de Stanford en institutos de alto rendimiento encontró que los estudiantes que dedicaban más de 3 horas diarias a los deberes reportaban niveles muy altos de estrés, falta de sueño, menos tiempo para ocio y familia, y síntomas físicos como dolores de cabeza o de estómago. Más de la mitad de los alumnos reconocieron que los deberes eran su principal fuente de estrés.

Otras revisiones sobre burnout académico en estudiantes señalan que la sobrecarga de trabajo, la presión por las notas y la sensación de no llegar a todo se suelen asociar con: agotamiento emocional, desapego hacia la escuela, peor rendimiento académico a medio plazo y problemas de sueño y aumento de la ansiedad.

En niños y adolescentes, este desgaste no siempre se expresa con un “estoy quemado”, sino con formas mucho más sutiles como irritabilidad, llanto, procrastinación extrema, quejas somáticas (dolores de estómago o cabeza), rechazo a ir al colegio o conflictos constantes a la hora de sentarse a estudiar.

Cuando esto se combina con poco movimiento físico y muchas horas de pantalla, la fórmula es ideal para dañar justo lo que se quiere cuidar: su salud, aprendizaje y bienestar.

En España, los alumnos dedican alrededor de 2 horas diarias a los deberes escolares, una cifra que eleva a nuestro país entre los que más tiempo destinan a tareas en casa. Mientras, la OCDE advierte que el tiempo de deberes no explica por sí solo el rendimiento: hay países que emplean menos tiempo de tareas y tienen mejores resultados, lo que apunta a que la calidad del trabajo asignado y la organización del sistema cuentan tanto o más que el número de minutos.