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Más allá de la paella: los nuevos templos del 'esmorzaret' en Valencia que reivindican el almuerzo

El esmorzaret valenciano
El esmorzaret valenciano. Unsplash
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En Valencia, el esmorzaret no es solo un desayuno tardío: es una institución, un acto social y una forma de identidad. Se practica entre las nueve y las once de la mañana, y va más allá del bocadillo: incluye también el “gasto” (aceitunas, cacaus, encurtidos), bebida y café, seguido por el icónico cremaet.

En los últimos años, esa tradición está experimentando una renovación que ha dado lugar a locales que se reclaman como “templos del almuerzo”, donde creatividad y homenaje conviven en cada mordisco. Así, el almuerzo valenciano reivindica su papel contra la invasión del brunch

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La nueva ola del almuerzo valenciano

En los últimos tiempos ha habido un empuje por recuperar lo local frente a las modas importadas del brunch u otras fusiones extranjeras. Algunos cronistas gastronómicos reclaman “menos brunch y más almuerzos” para evitar que el esmorzaret sea desplazado. 

De esta forma, conviene tener claro que el almuerzo valenciano no es un suplemento, o un extra, de menú: es una comida estructurada, reconocida por su consistencia, por su ritual social y por ser parte intrínseca de la cultura local. 

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Históricamente, este almuerzo en Valencia era costumbre de los trabajadores del campo, que paraban entre faenas para recuperar fuerzas. Hoy esa pausa se ha socializado y modernizado: el almuerzo ha trascendido generaciones, y locales contemporáneos combinan tradición y detalles gourmet. 

En el mapa oficial de “Esmorzaret” figuran locales emblemáticos como Central Bar (Mercado Central), Bar Mistela, Alenar Bodega Mediterránea o Bar Maipi, cada uno con su estilo pero compartiendo la devoción al bocadillo XL. 

También bares de barrio han empezado a destacarse. En Burjassot, Quitín fue galardonado como uno de los templos locales del almuerzo gracias a su bocadillo de secreto a la brasa acompañado de huevos, patatas y ajos tiernos. Un ejemplo reciente es Mesón Canela, al límite entre Benicalap y Campanar, que está siendo considerado un nuevo emblema del almuerzo urbano: reinventar el bocadillo con productos de calidad, apuesta estética y clientela fiel. 

Cremaet

Qué hace que un local se convierta en “templo”

No basta con llenar pan: los templos del esmorzaret destacan por varios factores. En primer lugar porque en la carta no faltan clásicos como figatell, brascada, oreja frita o “Paquito”, bocadillo con múltiples ingredientes que se come entre pan. Además, estos platos cuentan con un “Gasto” abundante, es decir, acompañamientos como aceitunas partidas, altramuces o cacaus del collaret se sirven sin recelo. Es necesario que incluya también un cremaet bien ejecutado. Nos referimos a ese café con ron quemado, azúcar y limón que cierra la experiencia se ha convertido en parte esencial del ritual. 

Por otra parte, también importan el ambiente y la estética, para encontrarnos con espacios cuidados, barras largas, iluminación cálida, detalles visuales que honran la estética tradicional pero con guiños contemporáneos. Algunos locales responden al concepto de “esmorzaret gourmet” o “gastro-esmorzaret”. Además, y finalmente, es importante el horario. Abrir desde temprano, servir almuerzo completo hasta horas intermedias, no depender solo del turismo. Por ejemplo, Bar Centro en Albalat dels Sorells sirve almuerzos de 9:00 a 12:30 con bocadillos de curry, morro frito o lengua. 

Ejemplos que honran el almuerzo

  • Alenar Bodega Mediterránea (Carrer Martínez Cubells, Valencia): un clásico renovado que ofrece almuerzo gourmet con opciones como sepia, figatell o brascada, siempre con su gasto, bebida y café. 
  • Bar Mistela (Riu Nervión, 11): mezcla lo clásico con lo moderno, pero mantiene fidelidad al almuerzo tradicional, con bocadillos contundentes y ambiente de barrio rústico chic. 
  • El Pastoret (cercanías de la Sierra Calderona): ideal para quienes combinan paisaje y almuerzo. Famoso por sus bocadillos XXL como el “Don Otilio” (oreja adobada y crema de queso) o el “Petao Petao”. 
  • Bar Centro, Albalat dels Sorells: ofrece almuerzos hasta las 12:30 con bocadillos de curry, morro frito y lengua, acompañados del tradicional gasto y cremaet. 

Estos lugares no solo alimentan el cuerpo sino también la experiencia cultural: cada mordisco es una declaración de arraigo.

Consejos para quien quiera sumergirse en el almuerzo valenciano

Para degustar un buen esmorzaret lo primero es madrugar, ya que muchos locales abren temprano y desde primera hora se atestan. Además, ten en cuenta que muchos de estos templos funcionan con reservas o se llenan rápido en fin de semana. 

Una vez en ‘faena’, pregunta por lo local, como figatell de carnicería cercana, brascada casera, pan tradicional valenciano. Y, casi lo segundo más importante, no te saltes el cremaet, ya que para muchos, cerrar el almuerzo sin cremaet es casi un sacrilegio. Por si no lo sabías, se trata de un clásico carajillo valenciano quemado hecho con café, azúcar, ron, limón y canela.