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Cómo saber el precio final de un coche eléctrico con las ayudas del Plan Moves en 2025

Una mujer observa un vehículo en un concesionario
El Plan MOVES III tiene un presupuesto de 400 mill. de euros para todo el territorio nacional. Europa Press
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Comprar un coche eléctrico en 2025 es una decisión que ya no se limita a comparar el precio de catálogo que aparece en la web del fabricante. El importe real que un comprador debe desembolsar está condicionado por un programa de ayudas públicas que sigue siendo clave: el Plan MOVES III, prorrogado por el Real Decreto-ley 3/2025 de 1 de abril, que ha dotado a este instrumento con un presupuesto de 400 millones de euros para todo el territorio nacional.

Esta cantidad está repartida entre subvenciones para vehículos eléctricos, híbridos enchufables, de pila de combustible y también para infraestructura de recarga. Esa cifra, que puede parecer un tanto abstracta, se traduce en descuentos directos de varios miles de euros en el precio final de un vehículo nuevo, siempre que se cumplan determinadas condiciones.

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El mecanismo es sencillo en apariencia, aunque en la práctica requiere un análisis detallado. Cada comunidad autónoma gestiona sus convocatorias, con un plazo máximo de tres meses desde la aprobación estatal para publicarlas.

Esto significa que los tiempos, la documentación requerida e incluso la agilidad con que se tramitan las ayudas pueden variar entre Madrid, Cataluña, Andalucía o cualquier otra región. En la base, sin embargo, las reglas son comunes: para acceder a la subvención, el precio del vehículo sin IVA no puede superar los 45.000 euros en el caso de turismos, y se exige que el coche adquirido sea nuevo o de demostración con una matrícula inferior a los doce meses.

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El importe de la ayuda depende de la tipología del vehículo y de si se entrega o no un coche antiguo para achatarrar. En el caso de un eléctrico puro con más de 90 kilómetros de autonomía, la subvención asciende a 4.500 euros si no se entrega ningún vehículo y puede llegar hasta los 7.000 euros en caso de achatarramiento, siempre que el coche a retirar tenga más de siete años de antigüedad.

Para los híbridos enchufables con autonomías intermedias, la cifra es menor, pero también significativa: entre 2.500 y 5.000 euros. En las furgonetas ligeras, el incentivo puede alcanzar incluso los 9.000 euros con achatarramiento incluido.

Con estas referencias, un ejercicio de cálculo resulta revelador. Un coche eléctrico cuyo precio de catálogo se sitúe en 40.000 euros puede beneficiarse de un descuento de concesionario de 1.000 euros, quedando en 39.000€. Si el comprador entrega su viejo vehículo y cumple los requisitos, aplicaría la ayuda máxima de 7.000 euros, lo que dejaría el precio subvencionado en 32.000.

A partir de ahí habría que añadir el IVA, el impuesto de matriculación cuando proceda, los gastos administrativos de gestoría y matriculación, y cualquier coste adicional por equipamiento. El resultado final, el que aparece en la factura y condiciona la financiación, puede variar notablemente según la comunidad autónoma en la que se tramite la ayuda, ya que el presupuesto disponible y la velocidad de concesión no son homogéneos en todo el país.

Archivo - Coche eléctrico. Recarga de coche eléctrico.

Una de las claves del Plan MOVES es que obliga a los concesionarios a aplicar un descuento mínimo adicional de 1.000 euros sobre el precio del vehículo, que debe figurar en la factura. Esto garantiza que el consumidor vea una rebaja inmediata, más allá de la ayuda pública que puede tardar meses o incluso más de un año en hacerse efectiva, como ha sucedido en convocatorias anteriores. Algunos fabricantes, como Škoda, ya presentan en sus páginas oficiales precios de modelos eléctricos calculados con 4.500 euros de ayuda incluidos, siempre condicionados a la aprobación efectiva de la subvención en la comunidad correspondiente .

El problema para muchos compradores es que la subvención no siempre llega en el plazo esperado. Existen precedentes de retrasos largos en la transferencia de las ayudas, lo que llevó a algunos fabricantes a adelantar el importe para facilitar la compra. Aunque el nuevo marco normativo busca agilizar este proceso, conviene tener en cuenta que el desembolso inicial debe contemplar el precio íntegro, salvo que el concesionario haya pactado con el cliente una fórmula de adelanto del descuento.

El cálculo del precio final también puede verse alterado por factores imprevistos: desde la saturación del presupuesto autonómico, que puede cerrar convocatorias anticipadamente, hasta la incompatibilidad con otras ayudas municipales o regionales, que impiden acumular beneficios por la misma finalidad. Además, los impuestos de matriculación, que en teoría desaparecen en eléctricos de emisiones cero, pueden variar según el equipamiento o la homologación de consumos, y eso influye directamente en la factura.

En definitiva, calcular el precio real de un coche eléctrico en 2025 implica ir más allá de la cifra que aparece en la web del fabricante. Requiere sumar y restar con detalle: conocer el precio de catálogo, confirmar los descuentos del concesionario, restar la ayuda pública aplicable según el tipo de vehículo y las condiciones de achatarramiento, y finalmente añadir los impuestos y gastos derivados de la compra. Es un ejercicio que demanda tiempo y cierta planificación, pero que permite acceder a ahorros sustanciales.