Salud

¿Olvidas cosas con frecuencia? Estas podrían ser las primeras señales de deterioro cognitivo

Repetir preguntas o perderse en lugares conocidos son algunas de las señales. Freepik
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Olvidar dónde se han dejado las llaves, el nombre de algún conocido o qué se estaba diciendo en medio de una frase es normal. Es algo que le pasa a todo el mundo. El estrés, la falta de sueño o la edad hacen que estos despistes sean algo muy común y sin importancia. Pero, cuando los olvidos comienzan a ser más constantes, afectan al día a día o vienen acompañados de cambios en el comportamiento, pueden ser una señal de alarma de algo más grave.

Los especialistas advierten que el deterioro cognitivo leve puede ser el primer peldaño hacia problemas más serios, como la demencia o la enfermedad de Alzheimer. Poder reconocer estos síntomas a tiempo es fundamental para poder prevenir estas enfermedades cuanto antes.

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Como hemos mencionado anteriormente, hay olvidos y olvidos. Tener momentos en los que no se recuerda algo no es significativo, de hecho, es bastante normal. Según Daniel Shater, profesor de psicología de la Universidad y autor del libro “Los siete pecados de la memoria”, estos olvidos más comunes serían:

  • Transitoriedad: se refiere a la tendencia que se tiene a olvidar cosas con el paso del tiempo. Esto ocurre porque la memoria suele recordar la información más reciente que se usa, y la que no se elimina.
  • Distracción: cuando no se presta atención a algo que se está haciendo es normal que se olvide. Por ejemplo, dejar las llaves del coche mientras se va pensando en otra cosa. Esto es sencillamente una señal de que el cerebro no ha podido fijar estos detalles por estar distraído.
  • Bloqueos: hay una inaccesibilidad temporal a un recuerdo o información, suele pasar mucho cuando se dice que se ha quedado algo en la punta de la lengua, y esta información no sale hasta un rato después.
  • Atribución equivocada: es posible que se recuerde parte de un hecho pero no su totalidad. Por ejemplo, que nos acordemos de una fiesta pero no de dónde se hizo.
  • Sugestión: todo lo que se recuerda está sujeto a la sugestión, lo que quiere decir que algo que hemos vivido puede cambiar la manera en la que se recuerda después.
  • Prejuicio: la propia experiencia de vida de la persona influye en cómo se recuerdan determinados hechos.
  • Persistencia: en ocasiones puede pasar todo lo contrario, y algo que nos gustaría olvidar no se borra de la memoria. Suele pasar con hechos traumáticos o experiencias negativas.
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Cuándo hay que preocuparse por olvidar cosas

En la mayoría de los casos, los pequeños olvidos no son relevantes ni nada grave. El problema está cuando estos lapsus de memoria afectan en las tareas cotidianas como cepillarse los dientes, vestirse o algún hecho que se repite día tras día. Es importante buscar si ha habido un cambio significativo en la capacidad de pensar y funcionar.

Con el paso del tiempo es común que se puedan producir pequeñas pérdidas de memoria, como olvidar el nombre de alguien que no se ve de manera habitual o no recordar un hecho concreto que ocurrió hace años. Esto forma parte de los cambios que se esperan con el envejecimiento en algunas personas. Pero, sí que hay olvidos a los que se debe prestar más atención y es más recomendable acudir al médico para que pueda descartar problemas de demencia o Alzheimer.

Algunas de las señales más evidentes son: poner objetos en sitios que no les corresponden como el mando de la tele en el frigorífico. En algún momento de despiste puede pasar, pero lo que es preocupante es no ser capaz de saber dónde se ha puesto e incluso pensar que las otras personas lo esconden. Otro síntoma es repetir una y otra vez las mismas preguntas y olvidar palabras habituales al hablar. También es un síntoma preocupante olvidar el nombre de alguien al que se ve con frecuencia o no recordar cuál es el camino para llegar a un lugar al que se suele ir habitualmente.

Además, se pueden tener olvidos frecuentes, incluso de eventos más recientes; olvidarse de las citas y, por tanto, llegar tarde o no llegar; perder el hilo de una película, libro o conversación; tener dificultad para expresarse con fluidez o encontrar las palabras deseadas o problemas para tomar decisiones, seguir instrucciones o situarse en lugares conocidos.

Los estudios han demostrado que las personas que hacen ejercicio físico, se mantienen activas mentalmente, socializan con regularidad y llevan una alimentación saludable pueden minimizar esta pérdida de memoria.

¿Este olvido puede revertirse?

Aunque el deterioro cognitivo leve aumenta el riesgo de avanzar hacia la demencia, no siempre es un camino inevitable. Muchos estudios muestran que una parte de los pacientes consiguen permanecer estables durante varios años, incluso algunos experimentan mejoras. La plasticidad cerebral permite que el cerebro pueda reorganizarse y forme nuevas conexiones a cualquier edad.

La evidencia sugiere que la práctica de ejercicio físico, la dieta mediterránea, la estimulación cognitiva, aprender nuevas habilidades y la interacción social pueden mejorar esta reserva cognitiva y retrasar la progresión del deterioro cognitivo. A pesar de que no siempre se puede revertir el problema, sí que es posible frenar su avance y ganar calidad de vida si se consigue intervenir pronto.