Salud

El humo de los incendios tiene efectos letales y puede provocar un millón de muertes anuales a final de siglo

El humo de los incendios forestales tiene efectos letales y podría provocar millones de muertes prematuras
Las partículas entran al torrente sanguíneo. IMAGEN: Noticias Cuatro
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El humo de los incendios forestales, cada vez más comunes, podría disparar las muertes prematuras en todo el mundo. Según una investigación dirigida por el Instituto de Salud Global de Barcelona, los efectos de las partículas son altamente dañinos y el carbono que sueltan a la atmósfera puede provocar un millón y medio de fallecimientos anuales por incendios a final de siglo.

Y es que los daños directos de un incendio los vemos con nuestros ojos. Montes quemados, casas ardidas y ríos contaminados. Pero hay daños colaterales que no se ven, se respiran. Todo lo que sale de las columnas de humo es extremadamente tóxico. Son las llamadas partículas finas, capaces de llegar a nuestros pulmones... y más adentro.

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Micropartículas que se adhieren a los vasos sanguíneos

"Si la partícula es suficientemente pequeña, también puede pasar a la sangre", explica Ignasi García, neumólogo de la SOCAP, la Sociedad Catalana de Neumología. "Los efectos más a medio plazo son generalizados de todo el organismo, los pulmones y el resto", añade.

Son muchos ya los estudios que han constatado un aumento de infartos, ictus, cáncer de pulmón, patologías respiratorias crónicas y hasta enfermedades mentales. "No solamente hablamos de problemas respiratorios, también hablamos de problemas cardiovasculares", advierte el neumólogo.

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El humo llega a miles de kilómetros del incendio

Estos megaincendios están aumentando en el mundo, y con ellos, el humo tóxico. El estudio que se acaba de publicar en la revista científica 'The Lancet Planetary Health' estima que, de seguir así, para finales de siglo podría causar un millón y medio de muertes prematuras. En Europa y Estados Unidos, el estudio concluye que se duplicará la mortalidad. Parece excesivo pero, a diferencia del fuego, el daño que provoca el humo va mucho más allá de la región quemada.

"Estas partículas finas, diminutas, pueden recorrer y contaminar largas distancias. Están a la merced del viento y pueden desplazarse mucho, no hay fronteras", explica García. Hace dos años, las redes se llenaron de vídeos de cielos naranjas de Nueva York. La causa, unos incendios que se estaban produciendo nada más y nada menos que en Canadá, a cientos de kilómetros.

Ante cielos como esos o como los de Galicia y León este verano, la mascarilla vale de poco. El consejo de los neumólogos es claro: "Tienes que consultar la calidad del aire porque de dicha calidad derivan una serie de recomendaciones como minimizar el contacto con el exterior". Porque está comprobado: el humo mata más que el fuego y se propaga mucho más lejos.