Los cambios bruscos de temperatura y sus efectos negativos en la salud: de la oficina al coche puede haber más de 25ºC
Cuando la temperatura ambiente aumenta de forma brusca el cuerpo se descompensa, lo que puede acarrear un golpe de calor
Qué hacer para soportar una ola de calor: desde la hidratación hasta la hora en la que debemos ducharnos
Nuestro cuerpo vive cambios bruscos de temperatura a diario en verano. Son esas bofetadas de calor que sufrimos cuando salimos de un edificio con aire acondicionado a la calle y nos metemos en el coche a pleno sol. Sandra Mir informa en el vídeo de que puede haber decenas de grados de diferencia.
Adaptarse a la nueva temperatura en cuestión de segundos no es nada bueno para la salud. El especialista en medicina interna Tomás Torres alerta de que el cuerpo gasta energía para mantenerse a 37ºC. Cuando el cambio es brusco, puede ser incapaz de gestionarlo.
Salir de la oficina y meterse en un coche al doble de temperatura, demasiado habitual
Hora de irse a casa tras cerca de seis horas trabajando en la redacción de Noticias Cuatro a unos cómodos 26ºC. Salimos al aparcamiento con un termómetro ambiental para comprobar cual es la variación térmica que experimentamos. Mediodía, apenas pasa de las 13:00 horas y en Madrid el calor ya es bastante insoportable. Damos dos pasos y esperamos un minuto. El aparato marca 38,5ºC, unos 12ºC por encima de los que disfrutábamos dentro.
Seguimos hacia el coche, que es lo que hace buena parte de la plantilla al acabar su jornada. Lo ideal sería esperar unos minutos para aclimatarnos pero, con ganas de llegar a casa, pocos lo hacen. El coche lleva bajo el sol desde primera hora de la mañana. Entramos, esperamos unos 30 segundos y medimos la temperatura. El interior del vehículo está a 52ºC, justo el doble que dentro del edificio.
Los cambios bruscos pueden desencadenar un golpe de calor
En apenas 5 minutos nuestro cuerpo ha pasado de estar a unos maravillosos 26ºC en la redacción al infierno de 52ºC del coche. Otros 26ºC de diferencia. Variaciones térmicas como esta las experimentamos a diario en los meses de más calor. Están totalmente normalizadas pero pueden causarnos problemas de salud.
Nuestros cuerpos tienen unos mecanismos de compensación cuando la temperatura exterior aumenta, como es este caso. Tomás Torres, médico de medicina interna, explica cómo estos mecanismos "intentan que nuestra temperatura corporal se mantenga para que los órganos funcionen correctamente". Cuando se pierde esta regulación bruscamente "se puede dar una hipertermia o un golpe de calor, un 20% de los cuales pueden tener secuelas irreversibles", alerta.
