Juan Carlos Flores 19 ABR 2025 - 21:29h.

Las manos biónicas de la joven británica Tilly Lockey de 19 años han cambiado de forma muy llamativa en poco tiempo. Esta influencer y embajadora de la empresa Open Bionics ha sido la encargada de probar cada uno de los modelos que la compañía ha lanzado al mercado. El último de ellos parece más un guante de licra que una protesis. Pero la revolución ha sido que tiene habilidades que las manos biológicas no. Proporciona fuerza adicional y giros de muñeca de 360 grados incluso puede moverse separada del brazo. Como el personaje de Cosa el fiel acompañante de Miércoles Adams. "Es realmente muy sensible, súper rápida, súper fuerte hasta el punto de que no estoy acostumbrada a ser tan fuerte. Cuando me los puse por primera vez e intentaba levantar algo, lo rompía todo", asegura Tilly en el dormitorio de su habitación mientras su mano biónica realiza movimientos de ciencia ficción alejada de ella.

Un ejemplo de como aumenta el desarrollo de tecnologías que no sólo ayudan con discapacidades sino que llevan más allá el potencial humano. En algunos puntos turísticos de China los senderistas ya cuentan con exoesqueletos de alquiler por 15 dólares que se ajustan a sus piernas y las impulsan para hacer las subidas a la montaña más fácil.

Y ya empiezan a tener aplicación en el mundo laboral. Un ejemplo son unas riñoneras robóticas para empleos que suponen una pesadilla para la espalda como el de mozo de almacén o que facilitan la labor de las enfermeras al incorporar a sus pacientes. Las ha desarrollado la empresa alemana German Bionic, David Mack, su director general explica "Al inclinarse, reconoce su posición relativa al suelo. Y al volver a subir, le aplica una torsión que le permite enderezarse, lo que proporciona una compensación de hasta 30 kg."

Se la conoce como tecnología de humanos aumentados pero no solo elevan la parte física también la emocional si sirven para recuperar la identidad. A la canadiense Ann una parálisis cerebral la dejo sin habla. La Universidad de California San Francisco usó videos domésticos que conservaban su forma de hablar para que una inteligencia artificial pudiera recreearla a la perfección. Tras traducir en palabras las señales de su cerebro gracias a sensores introducidos en su cabeza pudo comunicarse con su voz a través de una máquina por primera vez en mucho tiempo.

Aparatos progresivamente un poco más accesibles también económicamente en un sector especialmente caro. Cuando Tilly se quedó sin brazos a los 15 meses de edad hace 18 años estas prótesis superaban los 60.000 euros ahora, gracias a avances como la impresión 3D, la empresa que ha hecho las que tiene cuenta con modelos a partir de los 10.000 y espera abaratarlas más en un futuro.

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