El Hospital General de Albacete ha diagnosticado a tres pacientes jóvenes con angiopatía amiloide. Según informa Irene Fernández en el vídeo, los tres recibieron un implante de tejidos en el cerebro durante su infancia.

Son tres pacientes con hemorragias cerebrales a los 40 años. Tomás Segura, jefe de Neurología del Hospital de Albacete, comenta que son pacientes que tienen esta enfermedad con 30 o 40 años, algo que era absolutamente desconocido hasta ahora. Los tres fueron operados del cerebro en el mismo hospital y Tomás Segura añade que lo más probable es que sean secuelas de aquella intervención.

Han tenido que pasar por diez años de seguimiento y varios neurólogos para que les ofrezcan un diagnóstico. Tomás Segura cuenta que la enfermedad se llama angiopatía amiloide y que cuando observaron los neurólogos por qué pueden tener esta enfermedad durante la cuarentena, descubren que en algún momento les pusieron un material ajeno que provenía de un cadáver humano.

El uso de tejidos procedentes de cadáveres era una técnica para sellar la cirugía, pero ya no se utiliza. Ese tejido estaba contaminado con ‘beta amiloide’, la proteína del alzhéimer, pero no se trata de alzhéimer. Tomás Segura dice que, en el caso de estos pacientes, lo que sufre son los vasos sanguíneos del cerebro.

Los neurólogos aseguran que estos casos demuestran la capacidad de transmitirse de esa proteína defectuosa, de esa enfermedad cerebral. Tomás Segura comenta que es evidente que la han desarrollado por contagio, debido a que se les puso dentro del cerebro un material de otra persona.

Por todo ello, advierte de que se podrán detectar muchos más casos dentro de unos meses o años y se pregunta hasta qué punto puede ocurrir esto cuando este material no se pone directamente en el cerebro, sino, por ejemplo, a través de una transfusión sanguínea.

La angiopatía amiloide es una afección en la que las proteínas amiloides se acumulan en las paredes de las arterias del cerebro. Esta enfermedad provoca sangrado en el cerebro y demencia. Esta proteína no se suele depositar en ninguna otra parte del cuerpo. En edades avanzadas se encuentra mayor factor de riesgo, ya que se observa con mayor frecuencia en mayores de 55 años y puede ser hereditaria.

En cuanto a los síntomas, puede ocasionar sangrado intracerebral que ocurre en la parte exterior del mismo (córtex), pero no es las zonas más profundas. Este sangrado daña el tejido cerebral y algunas personas llegan a tener problemas de memoria que van aumentando.

En caso de que el sangrado sea leve los síntomas son: episodios de confusión, dolores de cabeza temporales, demencia, debilidad o sensaciones inusuales y convulsiones. En caso de que este sangrado sea elevado los síntomas pueden ser: somnolencia, dolor de cabeza, cambios neurológicos, cambios de sensibilidad, dificultad para hablar, debilidad, parálisis, convulsiones o vómitos.

Respecto con el tratamiento, no existe uno conocido, por lo que el objetivo es aliviar los síntomas. Si tienen debilidad o torpeza se requiere rehabilitación como fisioterapia y terapia ocupacional o del lenguaje. Para mejorar la memoria se suelen usar medicamentos que se usan contra el alzhéimer, y si tienen convulsiones se pueden utilizar anticonvulsivos. Por ello, el trastorno empeora lentamente.