Las bandas juveniles en España buscan nuevas formas de financiación: contratan a hackers para hacer estafas

Los fines de semana se refuerza la vigilancia para prevenir enfrentamientos entre bandas juveniles. Captan a niños desde los nueve años para enfrentarse a sus rivales, les obligan a cometer robos y a traficar con drogas. Continuamente inventan formas de financiarse, la Guardia Civil ha desarticulado un coro de los ‘Trinitarios’ en el País Vasco dedicado a cometer estafas bancarias.

Más de un millar de jóvenes pertenecen a una banda juvenil en España, un dato preocupante para las fuerzas y cuerpos de seguridad. Las cinco bandas con mayor presencia en España son: los ‘Trinitarios’, los ‘Dominican Don’t Play’ (DDP), los ‘Latin Kings’, los ‘Blood’ y los ‘Ñetas’. Algunos se reinsertan cuando cumplen sus condenas al salir de la cárcel, pero la mayoría retoman sus actividades al tener la libertad.

Para ingresar hay que superar unas pruebas y en caso de querer abandonar son castigados. El miembro de la Guardia Civil dice que a los niños menores de edad a los que les han ordenado que cometan el asesinato de un miembro de la banda rival y no lo hacen, les realizan castigos físicos como muestra de voluntad de estar dispuestos a formar parte de esta banda.

Las bandas juveniles modernizan sus formas de financiación y captación

Un miembro de la Guardia Civil comenta que se procedió a la práctica de seis entradas, el registro domiciliario y a la detención de ocho miembros. Contrataban a hackers para cometer estas estafas, a través de una llamada simulaban una situación de peligro o de secuestro de un familiar. También vendían productos falsificados o productos que nunca llegaban.

Estos grupos van modernizando sus formas de financiarse. El miembro de la Guardia Civil cuenta que suelen hacer robos con violencia o intimidación, robos con fuerza, tráfico de sustancias estupefacientes. Añade que ahora han visto en el mundo del ciberespacio la posibilidad de seguir obteniendo un beneficio económico, que las penas son considerablemente inferiores y son delitos más difíciles de acreditar.

Las redes sociales les sirven de escaparate, algunos miembros o los propios líderes son artistas musicales, de género drill o hip hop. Esto facilita la captación de nuevos miembros. Buscan a niños a partir de nueve años, vulnerables e inimputables. Para que entren en la banda les intentan vender las bondades de formar parte: estar protegidos por la propia banda, tener dinero, reconocimiento por la calle. No les van a mostrar que van a ser criminales.